Loquillo imparts his teaching in Malaga
El rocker catalán presentaba su último disco, ‘Diario de una tregua’ en la plaza de toros de La Malagueta ante un público enfervorecido que llenó el coso malagueño. Mick Jagger, uno de sus referentes, cumplía 80 años y Loquillo comparecía ante sus fans con una banda y un repertorio imbatibles.
Abre el fuego con Los buscadores, Línea clara y Sol, que Sabino Méndez firmó en el disco ‘Balmoral’. Y sin solución de continuidad, otro clásico de la última época, Planeta rock —«Abríos a vuestros sueños, abrazad ese lugar, vuestro viaje es tan fugaz…»— también de Méndez. Y otro himno, Salud y rock and roll.
Continúa con Creo en mí, tema country rock, toda una declaración de principios y de autoestima. Gustan y se gustan, la única forma de transmitir.
Y prosigue con Sonríe, de Sabino Méndez, que se quedó fuera de ‘El último clásico’, y que incluyó final y felizmente en ‘Diario de una tregua’.
Entrevera los nuevos temas con clásicos de su cancionero, como Cruzando el paraíso, en la que evoca al añorado Johnny Hallyday. Los vellos como escarpias ante su emocionada interpretación.
Suena El rompeolas y se desata el frenesí entre sus seguidores. Los móviles hierven para inmortalizar el momento. Sigue ofreciendo la versión con pedal steel guitar que acuñó Mario Cobo. «Cuando el rock and roll conquistó mi corazón, Málaga, Andalucía…»
Y ofrece, acto seguido, otra declaración de principios con El último clásico, en el que exhibe su chulería marca de la casa.
Engarza Carne para Linda —en cuya intro se exhibe Igor Paskual mientras Loquillo canta entre bambalinas y en el foso que separa el escenario del público— con Rey del glam, excelsa versión del clásico de Alaska y Dinarama, en la que el Loco señala a Igor, ataviado con una boa de plumas y con su pasado glam rock al frente de Babylon Chat.
Tras una hora sin pausa y un mínimo receso, presenta a la banda incontestable que lo arropa: «El secreto del éxito es el siguiente: Desde Hospitalet, Jorge Rebenaque; desde Vilagarcía de Arousa, Pablo Pérez; desde Madrid, Josu García; desde la dulce Francia, vía Teruel, Laurent Castagnet; desde Asturias, el trueno de Gijón, Igor Paskual; desde Granada, Alfonso Alcalá; desde Barcelona ciudad… No olvidemos una cosa, sumamos, no restamos». Y arrostra Rock and roll actitud y La vampiresa del Raval.
Hasta que alcanza el punto álgido con El rey, un traje a medida de Igor para el jefe. «Cómo es posible ser el rey sin apellidos compuestos, solo estribillos perfectos».
Alfonso Alcalá pone el ritmo con su bajo a La mataré, clásico inmarcesible, con el que conecta de forma inmediata con el respetable al igual que con El ritmo del garaje, en el que pone al público a cantar. La intensidad no decae ni un momento. Laurent Castagnet introduce Feo fuerte y formal, a la memoria de John Wayne.
Ya en la despedida, dos temas bandera que no pueden faltar en su repertorio, Rock and roll star y Cadillac solitario, donde evoca a Scott Fiztgerald. «Ésta es la historia de mi vida, una luz verde al final del embarcadero…» Apoteósico.