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Popes80 | 27 November, 2024

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Juan Perro sale por la puerta grande del Teatro Cervantes de Málaga

Francisco Reina

Juan Perro, alter ego de Santiago Auserón, comparecía en el Teatro Cervantes de Málaga en formato sexteto para conmemorar el 150 aniversario del coliseo malagueño y ofreció un adelanto de su nuevo disco, Cantos de Ultramar, cuya publicación se vio frustrada por el confinamiento. Rememoró asimismo clásicos de su repertorio y salió por la puerta grande. El público lo despidió enhiesto y con un aplauso de cinco minutos.

En su nuevo álbum, profundiza en la experimentación sonora iniciada en trabajos anteriores. “Cuesta llegar, pero una vez aquí ya nada tiene importancia. Larga vida al Cervantes de Málaga”, espeta el crooner, uno de los grandes compositores de los 80.

Abre con Los inadaptados, Ámbar and En la frontera, con batería, bajo, guitarra, saxo y trompeta, que les confiere aires mestizos de rock, jazz o son cubano. Convierte en una delicia Nada, tema sesudo y celestial. La camorra napolitana y su propia infancia le inspiran El forastero. Y recurre a Góngora para presentar el single de adelanto del nuevo disco, A morir amores. “Tenía muchas coplillas de negros, como ésta, sin necesidad de radiofórmula, ni de talent show”. Pone a cantar al respetable el estribillo de este son cubano pasado por su tamiz jazzístico.

Acto seguido, rescata No más lágrimas, gema de su cancionero, que encaja a la perfección con su propuesta, y El cigarrito, ambas contenidas en Cantares de vela (2002). Se muestra muy comunicativo en todo momento y con un gran sentido del humor. En Agua de limón pone a cantar al público femenino el estribillo con el masculino a los coros.

Luz de mis huesos, “coplilla que nació en la ribera del Mississippi”, otra delicia, precede a Perla oscura, del disco Raíces al viento (1995), su debut como solista. Logra que el público participe y disfrute de lo lindo.

Con Aire, alcanza un momento excelso de rythm & blues que da paso a otro de sus hits en solitario, Charla del pescado, y a Río negro, su particular homenaje a la música negra y al sonido de Nueva Orleans.

Tras hora y media, el público puesto en pie y un aplauso interminable de cinco minutos le obligan a volver. Les concede Qué rico el mambo, festiva pieza instrumental, y Semilla negra, de su ex grupo Radio Futura, el principio de todo, que el respetable celebra con rostros de felicidad.