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Popes80 | 27 November, 2024

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Iván Ferreiro: «I don't miss my past, I like myself more now»

Alberto García Valdegrama

On a personal level, how do you feel and what does your reflection in the mirror tell you?
Me encuentro bastante bien, contento, y el espejo me dice que trabaje, que “venga, te toca trabajar, que ya te has rascado la barriga un buen rato”.

¿Y profesionalmente?
Igual, contento e ilusionado, que está bien. Teniendo 52, estar ilusionado es bastante gol.

Una de las premisas que te propusiste para Trinchera pop era hacer un disco mejor que el anterior, ¿propósito cumplido?   
Creo que sí es un mejor disco, el éxito que tengan las cosas es otro tema. Creo que si no es mejor, es diferente y mejora, por lo menos, al otro en sus diferencias.

Otra de las premisas que fijaste era experimentar con juguetes electrónicos como base de las canciones para luego añadir los sonidos de la banda, ¿ha sido un proceso sencillo o ha habido mucho ensayo-error previo?
Ha habido mucho juego más que nada y cuando se juega no se pierde, si te diviertes ya ganaste. Realmente he trabajado mucho, pero más que trabajar me he divertido. He jugado con las máquinas, me lo he tomado con tiempo, con calma, y no he sufrido nada, sólo he tenido momentos de disfrute y cuando veía que no lo disfrutaba, lo dejaba. Ha sido un proceso muy agradable. Tengo la sensación de haber estado jugando mucho y de eso tenía ganas, de no saber qué va pasar, de sólo divertirse.  

¿Tu convivencia vital con la música ahora es más reposada, más meditada?
Sí, mucho más, no tengo el nervio que tenía antes de querer hacer todo el tiempo, ahora ya simplemente disfruto y toda la electrónica me permite, además, que cualquier día y en cualquier momento pueda bajar al estudio, darle a cuatro botones y estar haciendo ya música y permitirme bailar. Ya no me meto caña para terminar la canción, si hay canción la hay y, si no, no la hay.

¿Cuántos temas se han quedado fuera de Trinchera pop y dudasteis en incluirlos?
No se han quedado muchos fuera. Sí se han compuesto cosas, pero realmente las que hemos ido cerrando las íbamos teniendo claro. Hubo un momento que teníamos unos doce temas para el disco, aunque vi claro meter sólo diez para ser más concretos. Y no las considero que se hayan quedado fuera, no descarto que entren en un próximo disco porque el trabajo nunca es en vano.

¿Para hacer un buen disco es esencial estar con cierta alteración emocional? ¿Se puede componer buenos temas cuando la mar está en calma?
No, de hecho, defiendo eso. Para componer hay que estar tranquilo y estar contento, no soy para nada partidario de estar atormentado para crear y, además, no comulgo en nada con esa idea. Cuando estoy mal no quiero hacer canciones, sólo quiero hacer canciones cuando estoy bien. Y creo que, como decía David Lynch, no hace falta sufrir para crear, sólo hace falta ser feliz para atrapar el pez dorado.

¿El confinamiento te influyó o afectó en tus composiciones por entonces?
La pandemia me quitó las ganas de trabajar, lejos de inspirarme o llevarme a querer escribir, de pronto me quitó todas las ganas. De hecho, en la pandemia sufrí una crisis especialmente mala, una crisis en la que me preguntaba si tenía que seguir haciendo canciones, a veces hay que preguntarse por qué hacemos lo que hacemos, y la pandemia con el mundo paralizado me hizo pensar si era necesario que hiciera más canciones, si tenía ganas de hacerlas, me quitó las ganas. Estuve sin escribir nada durante meses. Me parecía muy poco inspiradora, y es curioso porque hay artistas que les pasó al contrario, que la pandemia les dio energía, a mí, bajón. Y, cuando me ponía a hacer música, me preguntaba que para qué la hacía, que para qué servía.

Eres un músico de publicar discos en formato clásico con su decena de canciones, y no singles como es la tendencia entre artistas. ¿Es el formato que más te convence?
Hubo un momento en el que sí que pensé en sacar singles, porque según iba haciendo canciones me planteaba “¿y si me las saco de encima ya?, pues qué buena idea”, como hacían los Smith u otros grupos ingleses de los 80. Y mi compañía me recomendó que sacara discos. Cuando les propuse sacar sólo singles me dijeron: “¿a dónde vas, Iván?, a nadie les va a interesar tus singles”. Y en el fondo a mí me gusta el disco, lo prefiero, aunque a veces fantaseo con esa idea de, cada vez que escriba una canción, sacármela de encima en single.

Y así también tendrías un feedback más inmediato, ¿no?
Sí, más inmediato y que, a veces, las canciones cuando las tienes mucho tiempo en casa se te van poniendo resesas, se enmohecen.

Algo común en los creadores es que en ocasiones lo ya realizado no lo ven con tan buenos ojos días después, ¿te ocurre algo así?
Sí, eso pasa, pero por otro lado durante este año me di cuenta que iba escribiendo, las dejaba y no las escuchaba para no aburrirme de ellas. Y es cierto que, aunque fantaseo con la idea de sacar singles, ser un músico libre y todas esas cosas, cuando tengo el disco en la mano y veo todo ordenado en un álbum, de pronto, me emociono y creo que los singles no me darían esa emoción, esas sensaciones.

¿En Trinchera pop, primero la letra y luego la música, al contrario?
Según el momento, un poco todo a la vez, esta vez hemos trabajado mucho sobre todo en la música, en buscar ambientes, no tanto en la música a nivel estructural, pero, sí a nivel de sensaciones sonoras: cortando samples, haciendo bases,… Y luego lo que hicimos fue pensar mucho en cosas nada concretas, y centrarnos a escribir el día que nos sentábamos. Para mí, la canción, aunque la trabaje mucho con la música, no tengo esa sensación de tenerla hasta que le encuentro una frase y una letra. Tengo compañeros que oyen sus acordes y ya ven una canción, cantan por encima “guachu, guachu” y ya sienten que realmente tienen una canción. A mí no me pasa eso, aunque trabaje mucho en la música y aunque tenga casi todo estructurado, hasta que no tenga esa primera frase que me dice de qué va hablar la canción, no puedo sentir que la tengo. Para mí, realmente la canción se escribe con la letra, para que la convierta en canción.

¿Te cuesta dar por terminada una canción?
No, curiosamente no. Es una de las cosas que mejor sé hacer: parar y terminarlas. Ya en Piratas mi trabajo consistía en decir “¡hasta aquí! Esta es la estructura y paremos aquí”, y eso es una cosa que me gusta, creo que es lo único que valoro de mi trabajo, saber cuando ya está la canción.

Eso te dará mucha tranquilidad, imagina ser un artista perfeccionista…  
Los perfeccionistas sufren muchísimo, yo no lo soy porque soy un cobarde y como soy un cobarde no quiero sufrir, digo: “¡hasta aquí! La canción ya lo cuenta, dejarme vivir”.

Tras la marcha de Los Piratas, fuiste de los pioneros cuando emprendiste la dirección de tu propia carrera de forma independiente, valiente al decidirte por una aventura desconocida que ahora ya es algo habitual; ya no destacas en este sentido ni eres tan diferente a ellos.
Todos somos independientes (risas), pero me alegro. Observando los tiempos de ahora, aunque no es culpa mía ni nada parecido, veo esa idea de la independencia como algo artístico, porque evidentemente nadie es independiente, los estudios caseros ya son algo habitual, Bizarrap puede hacer una canción en su casa y ser número uno mundial. Me gusta hacia donde ha ido la música en ese aspecto. Es curioso, antes estaba la idea de que si lo grababas en casa no era tan buen disco, o tenía esa connotación de ser menos serio, y también ocurría que decir que querías hacer tu propia música y que no te influyera nadie, te hacía parecer un idiota, o que pretendías dártelas de algo, cuando realmente creo que es la cosa más natural del mundo, querer hacer tus canciones, querer tener la última palabra en lo musical.

¿Te has acercado a la inteligencia artificial?
Me bajé hace unos días el ChatGPT y estuve hablando con él un ratito. La verdad es que aún no me ha impresionado mucho.

En el alambre, el primer single, ¿qué nos quieres contar y por qué ha sido el primero en asomarse?
Los singles no los elijo yo nunca. Desde hace muchos años creo que no es mi trabajo, presento las canciones del disco a la compañía, y ellos son los que saben vender cosas. Yo las escribo y ellos las venden. Trato de entregar siempre canciones para que, elijan la que elijan, siempre me sienta bien orgulloso de ella. Y me gusta que haya sido En el alambre, porque sobre todo es una canción emocional, que marca un poco cómo es la forma del disco, aunque son todas un poco distintas entre ellas. Respecto a lo que quiero contar, la verdad es que no sé muy bien lo que quiero transmitir. Creo que el discurso del disco está todo mezclado en todas las canciones, pero me gusta de ese tema la celebración de la derrota, de la rendición, ver la rendición como algo épico y no como algo patético.

¿Y necesario, quizás?
Muy necesario en estos tiempos en que parece que hay que resistirlo todo, que hay que ser fuertes o resilientes como se dice ahora. Revindico el dejarme caer hoy, y mañana ya me levantaré. Creo que la rendición la tenemos mal enfocada, tal y como la sentimos. La sentimos siempre como una derrota, y tenemos la sensación de que hemos fallado, de que tenemos que volver a empezar. Sin embargo, creo en esa rendición como un dejarlo para mañana, como un «me voy a rendir ahora para tener mañana más fuerzas», pero no para venir mañana con el rabo entre las piernas. Cuando nos rendimos a veces lo hacemos sólo porque estamos cansados, no nos estamos rindiendo frente a nada en concreto, sólo nos estamos rindiendo ante nuestro propio cansancio, o por las ganas de descansar, y tampoco está bien visto.

Como el dicho sabio de que “es mejor cenar dos veces que dar explicaciones”, ¿no?
Efectivamente (risas). Acabas de decir una de mis frases favoritas, nos encanta esa frase, la decimos muchísimo.

El segundo single, La Humanidad y la tierra, un tema de concienciación ecológica muy bailable, se inicia con la voz de Félix Rodriguez de la Fuente, añadís la sintonía característica de El hombre y la tierra, de Antón García Abril, y a la juerga se unen las voces de Txungueiras con Leiva y Nicolás Pastoriza en la coral. ¿Cómo surgió la idea de esta fusión tan festivalera para un tema tan delicado?
Fue surgiendo, primeramente trabajamos con la música de Antón García Abril, con los samples, buscándole una armonía y buscando divertirnos con la música. Estábamos jugando y fuimos montando todo un poco, primero una estructura, teníamos las segundas partes de “a bailar, a bailar”, teníamos todo un poco deslavazado y el problema que yo tenía era de qué habla la letra. Siempre, cuando me enfrento a una canción, el problema que se me plantea es de qué coño voy a hablar aquí, y como el propio sample te lleva al mundo de los animales, de la selva, empezamos a escribir… Leiva vino un día, no teníamos estrofa, nos cantó una melodía, estuvimos como mezclándolo todo, y al final me quedaba una canción súper cañera, y de alguna forma quería que hablase de la ecología y del feminismo, y lo que me gusta es que la parte que me toca cantar es la del malo, como ese tipo que es asqueroso. Me encantaba hacer ese papel. Y cuando propuse a las Tanxugueiras que, si querían venir a cantar, lógicamente nos cerraron la canción. Son felices coincidencias. Se empieza utilizando un sample de Antón García Abril y termina resultando una canción maravillosa.

¿Iván y Amaro, unidos para siempre?
Por siempre y para siempre

¿En qué se distingue el Iván de Piratas del Iván que siguió su propio rumbo? ¿Qué aspectos de ese Iván de antes echas de menos y cuáles no?
La verdad es que no echo de menos casi nada del Iván que fui, de esa persona más joven. Mi vida es mucho más plácida desde que estoy con Amaro. No soy capaz de separar lo personal de lo musical, me parece que es lo mismo. Supongo que en toda mi época en Piratas era muy difícil todo, los grupos son complicados y las relaciones de grupo son complicadas. No echo mucho de menos lo que yo era de joven, porque en el fondo hay ciertas cosas que sigo teniendo, sigo ilusionado con cantar, con hacer canciones, sigue gustándome la música y la gente. Me gusto más ahora, tal vez.

Para el formato vinilo de La Trinchera pop habéis reutilizado carpetas de discos y en cada uno de ellos habéis dado rienda suelta a vuestra creatividad. ¿Cuántos discos se han editado y habéis garabateado?
Los adquirimos en una tienda de segunda mano, pusimos nuestra pegatina encima, hemos firmado todos; en algunos hemos puesto un dibujito, otro lo hemos tuneado con un par de playitas y barcos…

¿A cuántas carpetas le habéis aplicado ese grafismo tan artesano?
A los cuatro mil discos que se editaron en vinilo. Los cuatro mil han pasado por mis manos. Me gustó mucho la idea, y cuando estábamos firmando y montando los vinilos, pensé que era muy bonito lo que ocurría, que mirase cada vinilo, que lo tuviera delante, que lo haya tocado.

La historia de Popes80 está muy vinculada a tu evolución como artista. Cumplimos el noviembre pasado 22 años, casi los mismos que nos ligan desde entonces a tu despedida de Piratas. Nuestra andadura ha sido de experimentación con algunos sobresaltos, creando aún con ilusión nuevos formatos. Y seguimos celebrando cada disco nuevo de Iván Ferreiro, por esa misma ilusión que transmites con tu música. ¿Cuál es tu clave?
No tengo ni idea, la verdad. Supongo que vivir feliz, tratar de hacer mi trabajo de forma honesta y, sobre todo, que lo que hace que consiga seguir trabajando y le guste a la gente es hacerlo con seriedad y con un compromiso sobre lo que hago, mejor o peor, siempre entrego el mejor disco que puedo. Nunca he dejado nada al azar, ni he dejado que algo que no considerara que estuviera bien entrara en los discos. Y creo que esa responsabilidad me ayuda a que vosotros me sigáis.

¿Qué últimas canciones has escuchado por puro placer?
Casi siempre escucho música por placer, casi nunca escucho por trabajo, que es algo que detesto. He estado escuchando recientemente a Angels Stanish, León Bonavante, Dani -esa chica de Vigo maravillosa-, Amore y lo último que he escuchado con verdadero placer han sido las canciones de mi hijo Andrés, que tiene un grupo en el que no he intervenido para nada. Me hizo llegar hace unas semanas un par de temas y me encantaron. Disfruté porque era buena música y por el orgullo de padre.

¿Cómo se llama el grupo?, ¿ha hecho ya su primer bolo?
No, aún no ha hecho bolos. El tío está ahí grabando con su grupo Querido, aún están ahí, preparándose, aún no han salido, pero me han sorprendido bastante las canciones de mi hijo.

Me has creado curiosidad, tomo nota y estaremos atentos.
¡Genial, gracias!