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Popes80 | 27 November, 2024

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España, sin solución: también hemos politizado el lío de Taburete

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A estas alturas ya todos los españoles conocen la polémica. Tras el concierto de Taburete del pasado viernes 7 de agosto en el Festival Starlite de Marbella, comenzaron a circular vídeos de la actuación en los que se denunciaba la falta de medidas de protección y el incumplimiento de las normas sanitarias en el contexto de la pandemia de coronavirus que estamos atravesando. Al final, lo que era una polémica sanitaria y una discusión sobre lo que realmente ocurrió en Starlite ha derivado en una de tantas batallas políticas de la triste actualidad española, entre prejuicios sobre el grupo y la filiación de su líder, hijo del ex tesorero del PP Luis Bárcenas. Un nuevo video de la organización -del que ningún medio se ha hecho eco- desde otra perspectiva desmiente muchas de las acusaciones realizadas sobre la ausencia de medidas sanitarias en el concierto.

Para enredar más la situación, el comienzo de la polémica partió por este tuit del periodista Javier Negre:

A su vez, la actriz Anabel Alonso, viralizó las primeras críticas a Taburete, en lo que parecía un episodio más de su batalla política con Negre.

Sobre las imágenes iniciales en YouTube, que mostraban a un montón de asistentes -la mayoría sin mascarilla- saltando en uno de los momentos álgidos de la actuación, habría que realizar algunos matices. Si bien no hay duda de que, de forma totalmente irresponsable, gran parte del público de las primeras filas -el único que se ve en el video- se quitó la mascarilla para cantar cuando comenzaron a sonar las canciones más populares, por las imágenes disponibles es imposible saber si todos los asistentes estaban guardando o no la distancia de seguridad: tan solo se aprecia que del grupo de asistentes que está más cerca del escenario, la mayoría no lo está haciendo.

Aún así buena parte de los medios de comunicación lanzaron su veredicto total sobre el concierto, el grupo, la totalidad del público, y el festival. Sirva como ejemplo el titular de 20 minutos del 8 de agosto: «Críticas a Taburete por no guardar ninguna medida de seguridad en su concierto en el Starlite en Marbella«.

Al amanecer del sábado, el grupo se despertó con la inmensa polémica colonizando las redes. Una polémica que, a su vez, ya había dejado de ser sanitaria o incluso artística, para convertirse en política, tras un tuit de Pablo Echenique, de Podemos, que lo tenía todo: prejuicios sobre el público del grupo, Vox, inmigrantes, pobres, privilegios, y señoritos.

Casi al mismo tiempo, Taburete improvisaba un polémico comunicado en las redes sociales -que ya ha sido borrado- en el que se quejaba de los comentarios emitidos por sus «haters». «Dejadnos trabajar, hacer música y no perdáis el tiempo detrás de vuestros teclados escribiendo desde el odio y la desinformación e iros a ver los toros, a discotecas, fiestas, bbq y demás concentraciones. Que por cierto, son focos principales de brotes, no los conciertos», zanjaba.

El tono del comunicado, en el que el grupo apenas hablaba sobre lo importante, que es si se habían cumplido o no las normas, solo sirvió para avivar las críticas y, en cierto modo, darles la razón. Pero cuando el asunto parecía no dar más de sí, surgió el video que ha provocado el mayor escándalo, en el que el cantante del grupo exclama «¡ni una puta mascarilla!» en un instante de una de sus canciones más populares.

En este video se aprecia mejor el momento en el que el artista lo dice, aunque solo recoge el instante de la frase:

El corte, de apenas unos segundos, entró de lleno en el contexto de la polémica que ya había derivado en linchamiento del grupo: prueba de ello es que, sorprendentemente, nadie puso en duda que Guillermo Bárcenas estaba instando a todo el público a quitarse las mascarillas. Es más, los titulares ya no hablaban de «Taburete» sino de «el hijo de Bárcenas».

En este punto, el líder del grupo lanzó un nuevo comunicado en video en el que, entre otras cosas, explica lo que pretendió con su famosa frase, asegurando que la intención era denunciar la ausencia de mascarillas: «cuando estamos cantando Sirenas, me fijo y veo que muchísima gente se ha quitado la mascarilla, de ahí la frase que digo ‘ni una puta mascarilla’, lo hago más bien como un reproche, o como un comentario de que no estoy viendo las mascarillas, no alentando a la gente en ningún caso a quitarse la mascarilla porque sería absurdo, imprudente, y en ningún caso hemos querido hacer algo así. Pero en caso de que la gente lo haya visto como lo que no es, pido disculpas, y lo explico».

https://twitter.com/taburete89/status/1292226248480043009

Con razón la propia industria artística ha puesto el grito en el cielo con la polémica. El problema es que la obsesión por linchar a Taburete, para entonces, ya había nublado la posibilidad de analizar lo ocurrido de forma objetiva y dar también la oportunidad al grupo de que se explique, equiparando su actuación a la del DJ de la fiesta de Torremolinos, el que bebía y escupía whisky sobre una muchedumbre apelotonada y sin mascarillas hace algunas semanas. Esa simplificación de lo ocurrido no solo no contribuye a denunciar las malas praxis sanitarias sino que daña a toda la industria del ocio por igual, y en particular, en este caso, a la de la música en directo, que está atravesando el peor verano de la historia.

Entretanto, un nuevo video lanzado por la organización del festival recordaba que las imágenes planas o en determinadas perspectivas pueden resultar engañosas -como ya ha ocurrido varias veces durante los últimos meses con fotos de playas o calles-, y mostraba cómo se cumplieron los protocolos de seguridad durante el concierto de Taburete. Sorprende también que ni las redes sociales ni los medios hayan querido publicitar estas imágenes:

En este vídeo se puede observar como en el concierto de anoche se mantenía la distancia de seguridad fijada. Las imágenes tomadas desde otras perspectivas pueden llevar a la confusión.

Publicada por Starlite Catalana Occidente en Sábado, 8 de agosto de 2020

Las normas y medidas sanitarias del Festival Starlite

«El uso de la mascarilla es obligatorio en todo el recinto, incluso manteniendo la distancia de seguridad. Si se te ha olvidado la tuya, disponemos de máquinas de vending donde podrás adquirirla», explica la normativa del festival.

No deja de ser paradójica la polémica desatada, cuando precisamente Starlite ha tratado de hacer de la seguridad sanitaria una bandera propia para este verano. Estas son sus medidas:

Un equipo de limpieza estará desinfectando de forma constante las zonas de mayor afluencia, la reducción del aforo, la toma de temperatura a todos los asistentes antes de acceder al recinto, la instalación de puntos de higienización de manos y la delimitación de espacios con circuitos de circulación son algunas de las medidas incluidas en el ambicioso plan de seguridad sanitaria de Starlite Catalana Occidente. El uso de mascarilla será siempre obligatorio y el acceso a La Cantera de Nagüeles será escalonado. Todo asistente tendrá un asiento numerado o una mesa asignada que compartirá con los acompañantes con los que acude al festival, y no se podrá mover libremente por el recinto.

A estas medidas, se suma la ventaja de celebrarse en un recinto al aire libre. Además, los materiales utilizados en la construcción del recinto se han seleccionado en base a la termodinámica de los mismos, y la ubicación, condiciones bioclimáticas y la disponibilidad de un espacio al aire libre son factores favorables que sumados a la combinación de diferentes parámetros como temperatura, la humedad y los rayos UV desactivan el virus, evitando así transmisiones por contacto.