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Popes80 | 27 November, 2024

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The bones have borne the weight

Itxu Díaz
  • On 28 April, 2020
  • http://www.itxudiaz.com

Nos lo había enseñado Poti en el Playa. No puedes salir en La Coruña si no sabes gritar I´ll see you in London en alguno de esos amaneceres de Riazor que hoy parecen dormir en la primera temporada de Cuéntame. Nos hicimos muy pronto de Deluxe. Lo escuchábamos, lo celebrábamos. Por fin un gran grupo en la ciudad. Muchos ya estábamos convencidos, pero cuando llegó Que no, dejaron de ser nuestros para ser de todos. Que no es la definición de bombazo. Cuando Poti lo pinchaba en el Playa, nos pasábamos después media hora recogiendo nuestros tímpanos del suelo de la sala.

Después Deluxe se hizo más y más grande. Fue una alegría vivirlo de cerca. Seguir cada concierto, cada disco. Sentirlo. Todo lo hacían bien. Todo salía bien. Las canciones, los singles, los directos. Y lo disfrutamos. A Deluxe lo disfrutamos con orgullo. Fue un placer romper la estúpida maldición de la envidia local una vez más, y alegrarse de corazón al ver a un tipo de tu ciudad llegar tan alto y tan bien. Xoel López renovó mi orgullo de coruñés.

El sentimiento fue de orfandad, cuando los chicos se disiparon. Con el trasladado del líder de la banda a Argentina, todo acababa. Nos quedaba el recuerdo y las canciones. Acostumbrado a ver disolverse a tantas bandas, no fue sorprendente, pero aquello tenía el extraño sabor de la separación en la victoria. Era el grupo y era el momento. Pero también en esto hay que respetar el carisma. Estoy convencido de que fue la decisión más complicada de la vida artística de Xoel.

Tengo para mí que a menudo el talento es de corcho. Puedes tratar de hundirlo una y otra vez, o intentar que caiga en el olvido, pero siempre vuelve a emerger por algún lugar perdido del océano. Y fue allí, en Buenos Aires, donde brotó de nuevo todo el arte que mantenía intacto el músico coruñés, regalándonos una segunda vida artística que llega hasta hoy, y que para los fans es la misma, idéntica genialidad.

Cuando hace unos días vi en el Instagram de mi querido Juan de Dios el nuevo videoclip doméstico de Reconstrucción en versión 2020 sentí el mordisco de la nostalgia. Es posible que doce años no sean tanto, pero si la perspectiva se toma desde aquel I´ll see you in London de 2001 es inevitable respirar el Vértigo que cantaba Cooper y que, a propósito, también entonces pinchaba Poti en el Playa a un volumen apreciable, en este caso no dislocándonos el tímpano, sino reventando botellas de whisky.

Y ya ves. Abril de 2020. Un paréntesis. Reconstrucción: “Es el mejor momento / sentir, cambiar de nombre tantas cosas / y olvidar algunas caras / En el cementerio del pasado”. Cada uno desde su casa, gracias a lo que hoy permiten las tecnologías.Ahí los tienes. Los caminos han ido serpenteando por la vida pero los acordes siguen en su lugar.

Es cierto. Las palabras significan otras cosas. Quizá a todos nos han cambiado las prioridades. Pero la emoción sigue intacta. Todo está tan vivo que parece presente. En el video, a ratos, solo se desvela el pasado del tiempo en la nieve sobre el pelo de Xoel. Recordé entonces que hace unos meses nos cruzamos en mi calle, cerca del Playa, y me hizo gracia descubrir lo mucho que habían cambiado nuestras compañías en veinte años -sin duda hoy son mejores-.

A fin de cuentas, para todos ha pasado el tiempo, excepto para Juan de Dios, que es veinte años más joven, y para Poti, que sigue siendo el mayor enemigo de la mediocridad musical al noroeste del Duero. Pero con canas o sin ellas, de fondo, emerge ahora una bella certeza musical: los huesos de Deluxe han aguantado el peso.