Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image

Popes80 | 1 marzo, 2025

Scroll to top

El renacer de los conciertos en pubs: un vuelco a lo íntimo en un mundo de grandes festivales

El renacer de los conciertos en pubs: un vuelco a lo íntimo en un mundo de grandes festivales
popes80

¿Por qué tienes que escuchar a un cantante de reguetón para poder ver después a tu grupo favorito indie? ¿Por qué no puedes ver a tu grupo de cerca? ¿Por qué hay miles de fans de otro artista copando la primera fila -y dando la espalda al escenario- durante el concierto del grupo que te gusta, porque después actuará una gran estrella? ¡Larga vida al concierto de pub!

En un mundo donde los grandes festivales musicales parecen dominar la escena, se está viviendo una resurrección inesperada y significativa de las salas de conciertos. Aunque las macrofestivales como el Primavera Sound o el Mad Cool siguen acaparando las grandes masas de público y siendo los epicentros de la música contemporánea, cada vez son más las bandas y los fans que reclaman la cercanía, la intimidad y el carácter único de los conciertos en salas pequeñas y medianas. Este fenómeno esconde varias razones que van más allá de la nostalgia, desde la saturación de los grandes eventos o su elevado precio, hasta una vuelta a las raíces de la experiencia musical en vivo y cara a cara.

El exitoso modelo de los festivales, que se han reproducido como setas por toda España en pocos años, presenta algunas limitaciones que están empujando a muchos a regresar a las salas de conciertos más pequeñas. Los grandes festivales suelen celebrarse en enormes recintos al aire libre, en lugares alejados de las ciudades. Esto implica desplazamientos largos, aglomeraciones, precios elevados y una calidad de sonido que a veces se ve comprometida por el tamaño y la falta de personalización del espacio. Además, no todos los fans de la música se sienten cómodos con el formato masivo y anónimo de estos eventos. La falta de proximidad con los artistas y la dificultad para disfrutar de un ambiente más cercano hace que los conciertos en salas más pequeñas resulten más atractivos para un sector del público.

La expansión de los conciertos de grandes formatos ha tenido consecuencias negativas para las salas de conciertos. No es la única causa. Las nuevas formas de consumir música, la incapacidad de recuperarse del golpe económico y social de la pandemia, la diversificación del ocio, o el cambio cultural de la juventud, han llevado al cierre de salas de conciertos en toda España. Sin embargo, en 2025 hemos constatado un inesperado resurgir de las salas de conciertos, o también, de los bares que comienzan a programar música en sus locales por primera vez.

La tendencia responde tanto a los intereses de los artistas como a los del público. En primer lugar, las bandas y los grupos que ya no están en su pico de popularidad encuentran en las salas de conciertos un espacio donde pueden seguir conectando con su base de fans. Al no ser convocados con la misma frecuencia para tocar en grandes festivales, muchos artistas se ven obligados a buscar otros caminos para seguir tocando en directo. Las salas de conciertos ofrecen la posibilidad de mantener una relación más estrecha con los seguidores y, al mismo tiempo, obtener un rendimiento económico más sostenible que el que ofrecen los festivales.

Además de los grupos que necesitan este formato para mantenerse activos, muchos fans también prefieren el concierto en sala. En un informe realizado por la plataforma de música Spotify, el 62% de los usuarios españoles afirmaron que preferían asistir a conciertos en salas más pequeñas en lugar de festivales, ya que en estos espacios se sienten más conectados con los artistas y la calidad del sonido es mejor.

La pandemia de COVID-19, aunque devastadora para la industria musical, también dejó un legado curioso. El parón de los grandes eventos y la reducción de la capacidad en los recintos propició en un primer momento una vuelta a los conciertos más íntimos, con un público reducido y más selecto, pero al tiempo promovió los festivales por celebrarse muchos de ellos en espacios abiertos. Y en la batalla fueron los grandes recintos quien se llevaron la mayor parte de la tarta, tan pronto como se ha ido normalizando la inclusión de bandas de estilos y generaciones muy distintas en los mismos carteles de las grandes citas.

En ciudades como Madrid y Barcelona, la oferta de conciertos en salas pequeñas está en auge. Salas como el Teatro Barceló en Madrid o el Razzmatazz en Barcelona se han convertido en referentes para quienes buscan una experiencia más cercana y menos abrumadora. Además, los festivales de menor escala, como el SanSan Festival en Gandía o el Arenal Sound en Burriana, ofrecen un formato de festival más accesible y con menos aglomeraciones, lo que lo hace más atractivo para quienes huyen de los macroeventos.

Pero donde se nota más la nueva tendencia es en los pubs con actuaciones, pequeños locales repartidos por toda la geografía española que, con aforos que van de las 300 a las 600 personas, ofrecen programación semanal o incluso diaria, atrayendo de nuevo a gran parte del público que perdieron con el parón del 2020.

El regreso de las salas de conciertos no es una respuesta directa a la saturación de los festivales, sino una tendencia natural que refleja los cambios en los gustos y expectativas de los músicos y el público. Si bien los grandes festivales seguirán siendo una parte esencial del panorama musical español, es innegable que las salas de conciertos están disfrutando de un renacimiento. En ellas, tanto los artistas como los asistentes encuentran un espacio donde la música vuelve a ser lo más importante, sin distracciones ni masificaciones. Esta tendencia a lo íntimo está destinada a seguir creciendo, dando lugar a una escena musical más diversa y equilibrada, que combine lo mejor de los festivales con lo mejor de los conciertos en salas.

Es evidente que los márgenes del artista y las posibilidades de hacer negocio ofreciendo conciertos en un pequeño pub no es equiparable a un gran festival, pero también lo es que no había ninguna razón para que no funcionara tan bien como funcionó hace tan solo 10 o 15 años. Los conciertos en los pubs están de vuelta.