¿Por qué no podría hoy surgir una figura como Miguel Bosé?
Miguel Bosé es, sin duda, una de las personalidades más icónicas de la música pop en español. Su trayectoria, que abarca más de cuatro décadas, combina música, cine, moda y provocación, un cóctel que lo convirtió en un fenómeno cultural irrepetible. Sin embargo, ¿sería posible que una figura similar surgiera hoy en día? Las diferencias musicales, culturales y sociales entre su época de auge y el contexto actual hacen que sea casi imposible.
En los años 70 y 80, la industria musical estaba dominada por grandes discográficas que funcionaban como fábricas de estrellas. Miguel Bosé emergió en este sistema, respaldado por un engranaje que promovía artistas con proyección internacional y una imagen cuidadosamente construida. Hoy, en cambio, vivimos en una era marcada por la fragmentación del consumo musical y el predominio de plataformas digitales como Spotify o YouTube, donde los artistas emergentes se ven obligados a competir por la atención en un mercado sobresaturado. En este entorno, la construcción de un fenómeno global como Bosé es más difícil y depende más de algoritmos que de estrategias de marketing a largo plazo.
Tras el cambio de siglo el formato de concurso de talentos agotó su propia fórmula, al menos con ánimo de monopolizar el mercado, basando su estrategia en la construcción de talentos de la noche a la mañana, en el triunfo, fabricando intérpretes-estrellas a los que luego les ha costado mantenerse y convencer al público más allá de su capacidad de interpretación.
Culturalmente, la sociedad ha cambiado de forma significativa. En los ochenta, la ambigüedad y el atrevimiento de Bosé en su imagen y estilo lo convirtieron en un símbolo de modernidad y transgresión. Hoy, en cambio, vivimos en un mundo más diverso y con una mayor aceptación de toda clase de expresiones, lo que hace que este tipo de transgresión ya no sea tan disruptiva, y la provocación ha llegado a popularizarse tanto que en vez de sorprender resulta anodina. Curiosamente, el propio Bosé, mucho más maduro y consolidado por completo, se ha mantenido como un provocador, a menudo sin pretender serlo, pero ya por fidelidad a su forma de ser, no con intención de diferenciarse y lograr atracción mediática.
En lo musical, la propuesta de Bosé mezclaba un pop sofisticado con influencias internacionales que encajaban perfectamente en el zeitgeist de la época. Los ritmos pegajosos y las melodías elegantes conquistaron tanto a las masas como a las críticas. En la actualidad, los géneros predominantes, como el reguetón o el trap, dominan las listas, y los artistas deben adaptarse a ellos para mantenerse relevantes. Es difícil imaginar a un Bosé moderno destacando con el tipo de pop ecléctico que definió su carrera, en un contexto en el que la música mainstream prioriza lo inmediato y lo viral.
Finalmente, el carisma de Bosé fue una parte integral de su éxito. La televisión, los videoclips y las revistas lo convirtieron en un ícono cultural omnipresente. Hoy, aunque la tecnología ofrece nuevas herramientas para la promoción, la relación entre los artistas y el público se ha vuelto más fugaz y menos personal. La conexión que Bosé logró establecer con su audiencia, basada en una narrativa continua y coherente, es más difícil de replicar en la era de las redes sociales, donde las estrellas emergen y desaparecen con demasiada rapidez.
Todo ello sin olvidar que Bosé pertenece una escasísima personalidad artística: aquellos que nacieron ya rodeados de la fama por sus vínculos familiares. Lo artístico y la proyección exterior se confundieron en él desde el primer momento, haciendo que su carrera pudiera llevarse de una manera más profesional que la media desde el primer instante.
Quizás por eso, aunque el talento siempre encontrará su camino, la magia de figuras como Miguel Bosé pertenece a una época irrepetible. Y él, además, también es irrepetible.
Bosé vuelve en este 2025 y en Popes80 te hemos contado todos los detalles de su regreso y su gira Importante.