TikTok, adiós: cómo Estados Unidos ha decidido que ya fue suficiente espionaje por hoy
Adiós a los bailes, los videos cortos que se te hacen largos, los retos para gilipollas, y los gatitos humanizados y, por tanto, más cabreados que un mono. Estados Unidos está a punto de enviar TikTok a la basura sin pasar por la papelera de reciclaje. La razón es conocida: cuando instalas esta aplicación china que te pide acceso a todo, desde tu cámara hasta el historial de llamadas de tu abuela, estás básicamente enviando una postal con todos tus datos al Partido Comunista Chino, que no es el tipo de gente al que querrías hacerle llegar una postal de Navidad.
La red social TikTok fue lanzada en 2016, pero alcanzó su expansión mundial en 2020, cuando los millones de confinados en Occidente se hartaron de cocinar pan, terminaron de ver hasta el último documental de Netlix, y se cansaron de hacer torres de papel higiénico en el salón. Es entonces cuando empezaron a grabar vídeos familiares al estilo de Escenas de matrimonio, o a entrevistar a sus mascotas, o a sumarse al reto de los dos mil abdominales al día. Dicho de otro modo: TikTok es fruto del inmenso aburrimiento provocado por la restricciones de los años de la pandemia.
Un poco de historia sin histeria
El debate sobre TikTok viene de lejos. Por un lado está el asunto del contenido: un estudio de Wall Street Journal con datos recopilados por más de cien bots, con intención de desvelar el funcionamiento del algoritmo de TikTok, demostró que la aplicación está detrás de buena parte de los casos de adicción al móvil en jóvenes, y que envía a sus usuarios a «agujeros» adictivos de los que es muy difícil escapar, «que incluyen, sexo, dietas extremas, y drogas».
Por otro lado, durante años, expertos en ciberseguridad han advertido que ByteDance, la empresa que está detrás de la app, está obligada por la ley de inteligencia nacional de China a compartir datos con el gobierno de Pekín, si este lo exige. Y no, no es una teoría conspirativa salida de una charla entre boomers en un grupo de Telegram. De hecho, ya se ha demostrado que TikTok ha estado espiando a periodistas y usuarios en Estados Unidos, usando sus datos de ubicación para rastrear sus movimientos. ¡Qué detalle tan amable por su parte!
La administración Trump quiso prohibir TikTok en 2020, sin embargo finalmente no se produjo el cierre y se centró en que los datos de los estadounidenses permanecieran en suelo americano, lo que también ha resultado una trampa porque se ha demostrado que, de todas formas, Pekín tiene acceso a todo. Biden retomó la prohibición y de ahí se ha llegado al ultimátum de enero de 2025. A la hora de concretar el cierre, se mezclaron varios nuevos factores, siendo uno de los más relevantes la exclusiva de Forbes en la que desvelaba que empleados de TikTok habían espiado y obtenido datos privados de tres de sus periodistas que se encontraban trabajando en informaciones sobre la red social.
Así que, después de muchas advertencias, audiencias en el Congreso y ese momento en el que el CEO de TikTok intentó explicar que «no, no es espionaje, solo recopilamos datos para dar una mejor experiencia» (mientras sudaba como si estuviera en un interrogatorio de la CIA), el gobierno estadounidense decidió que ya era suficiente. Si no hay cambios de última hora, el domingo 19 de enero la aplicación cerrará sus puertas en Estados Unidos, y un montón de creadores de contenido tendrán que ponerse a trabajar. De momento no han perdido el humor, y la tendencia entre los usuarios americanos es la frase «Adiós, mi espía chino».
Chino no vendel, solo complal
La orden es clara: ByteDance tiene hasta el 19 de enero de 2025 para vender TikTok a una empresa estadounidense. Si no lo hace, la aplicación será prohibida en las tiendas de Apple y Google, y Oracle (la empresa que almacena los datos de TikTok en Estados Unidos) se desconectará. Básicamente, es como decirle a TikTok: «Puedes quedarte, pero no te dejaremos hacer nada». Es como un divorcio donde uno de los dos se queda con la casa, el perro y hasta la cuenta de Netflix.
ByteDance, por supuesto, no ha colaborado demasiado en buscar una solución mediante la venta. Está apelando la decisión ante el Tribunal Supremo con el argumento de que esto «viola la libertad de expresión». Se trata de un argumento bastante gracioso si tenemos en cuenta que la empresa no dice ni una palabra sobre cómo su aplicación censura de manera magistral cualquier contenido crítico con el gobierno chino. De hecho, determinadas búsquedas sobre temas sensibles para el régimen comunista están convenientemente filtradas, no solo en China, sino en cualquier lugar del mundo.
Mientras los tribunales deciden, los influencers están en crisis. Sin TikTok, ¿dónde publicarán sus coreografías y teorías de conspiración sobre la Tierra plana? ¿Volverán a Facebook? ¿Aprenderán a escribir en blogs como en los tiempos oscuros de 2010? La incertidumbre es aterradora.
Algunas alternativas están emergiendo, como Instagram Reels y YouTube Shorts, que son como TikTok, pero con una pizca de algoritmo menos tóxico y con menos posibilidades de que el gobierno chino tenga tu historial de navegación. Dos aplicaciones más están recibiendo el éxodo de los tiktokers, Xiaohongshu, Rednote, que aunque no son como TikTok, también son chinas. De hecho, Rednote se convirtió el pasado lunes en la más descargada en la App Store de Apple en Estados Unidos.
No obstante, la llegada de Trump a la Casa Blanca podría darle un balón de oxígeno a los responsables de TikTok. El nuevo presidente ha dicho recientemente que seguía pensando que la red social era un peligro para la seguridad nacional, pero que tampoco era partidario de su cierre. De este modo, es posible que TikTok intente llegar a algún tipo de acuerdo con Trump in extremis, con idea de mantenerse a flote en Estados Unidos, pero es casi imposible que logren salirse con la suya y evitar la venta a una empresa americana.
¿TikTok está a salvo en Europa?
Mientras Estados Unidos ultima el cierre de la aplicación, Europa observa de reojo sin tener muy clara la decisión. La Comisión Europea ya prohibió TikTok en dispositivos gubernamentales, pero una prohibición total todavía está en el aire. ¿Seguirán los pasos de Estados Unidos o seguirán permitiendo que Pekín tenga acceso al historial de navegación de cada adolescente europeo?
La prohibición de TikTok en Estados Unidos no es un conflicto sobre videos virales y retos absurdos. Es un mensaje claro: no vamos a dejar que una aplicación extranjera recopile datos masivos de nuestros ciudadanos y los use para fines que nadie entiende del todo, pero que seguramente no son buenos. ¿Cuándo los comunistas chinos han espiado para algo bueno?
Si la solución propuesta por Estados Unidos, con la venta de sus activos a una empresa americana -de hecho, hay una oferta en curso por parte de Project Liberty, se llevara a cabo, la UE, que hasta ahora ha preferido regular TikTok dentro de un marco más amplio que obliga a todas las grandes plataformas, podría cambiar de estrategia y buscar una salida similar para sus filiales europeas. Tengamos en cuenta que TikTok no solo anda a la gresca con los jueces de Estados Unidos, sino que se enfrenta a problemas legales en muchos otros países, como Rusia, Rumanía o India, de donde procede la casi totalidad de videos absurdos que nadie entiende salvo los indios.
Todos estos conflictos tiene su cara y su cruz, en el caso de TikTok, si estás familiarizado con sus videos más populares, la cruz está bastante clara. Sin TikTok, los jóvenes podrán redescubrir el contacto visual, los políticos dejarán de hacer bailes ridículos por votos, y los oficinistas podrán trabajar en el anónimato y sin perder su dignidad, como en los buenos tiempos, con solitarios, Candy Crush, y correos pasivo-agresivos.
Tal vez, solo tal vez, con menos desafíos virales idiotas, la humanidad recupere el sentido común, o al menos lo suficiente como para recordar que beber pegamento no es una buena idea. ¿Es esto el amanecer de una nueva era de sabiduría y productividad? Probablemente no. Pero al menos ya no tendremos que fingir que nos importa quién ganó la última guerra de bailes desestructurados entre adolescentes con déficit de atención en casa.