Mi universo, de Cooper, canción a canción
Descripción general de la revisión
Valoración Popes80
7.5Mi universo
Un momento. Entramos en un disco de Cooper muy especial, que es también una atmósfera. Nos atrapa y nos detiene. Y Mi universo es una canción submarina. Un chapuzón bajo el agua. Estamos en otra dimensión y esta es la carta de presentación de un mundo diferente: el universo de Álex Díez. Es Cooper. Es Álex Díez. Pero presentándonos su plano más personal y, a la vez, el más enérgico, el más eléctrico. Mi universo abre un disco de emociones, pero de emociones plastificadas sobre la inmensidad de la naturaleza. Porque Cooper cada vez es más gráfico en sus metáforas, y más elocuente en sus juegos de melodías. Tal vez por eso, tan mágico como natural, pasados unos minutos ya no es posible olvidar el recorrido de las guitarras que abren este disco.
Alicia
Con Alicia, Cooper engrosa su sorprendente colección de historias protagonizadas por chicas, entre melancolías y dudas. Magistralmente transmitidas. Aquí Alicia es la de los sueños dorados que se esfuman con las primeras luces del sol. No es ella, sino ellas. O todos. Pero ella no puede comprender “que el mundo nunca será / como cuando está dormida / todo es tan triste y extraño / al despertar”. Alicia es ese desengaño que todos llevamos dentro, y Cooper lo canta con extraordinaria y conmovedora belleza.
Cortometraje
Enérgicas guitarras, sólidas baterías, coros de ayer, y juegos de voces con el inconfundible sello de Los Flechazos. Cortometraje es una de esas canciones en las que Alex Díez viaja al mundo del cine para contarnos algo que no tiene nada que ver con el mundo del cine. Con la solemnidad de un encuadre histórico, filmado en sepia, Cooper vuelve a remover nostalgias. Sí. Alex Díez es uno de los grandes autores del pop español, entre otras cosas por su originalísima gama de recursos. Hoy, ahora, es capaz de pintar este cuadro propio de los mejores poetas del sentimiento: “Vuelvo a pisar las calles en las que desperté / Pero todo ha cambiado / Y nuestros ojos no brillan como ayer / Hoy todo es tan confuso que cuesta distinguir / Los rincones en los que / Prometiste que serías para mí”. Y tras la poesía, vuelta a los coros y al ardor guitarrero. No todas las canciones tristes han de ser enclenques, como enfermizas. Esta es una tristeza enérgica, castellana, con carácter, como un invierno en León, pero bordada con coros de alegría, de fiesta. Una locura. Pero una locura genial.
Primer día
Nuevo hit inmediato de Cooper. Como un trago seco, amargo, ácido, por momentos. Canción de dudas, de amores que se van para volver a volver. Personalísima y a la vez universal letra de Cooper: “Al decirte adiós, vi en tus ojos / La tristeza gris del otoño / Estoy tan acostumbrado a verte sonreír / Que es tan amargo / Y sin embargo / Ha de ser así”. Uno de los grandes momentos del disco. Sobran las palabras cuando las canciones hablan con tanta precisión.
Saltos de esquí
Si antes Cooper nos llevaba a cine para contarnos algo que no tenía nada que ver con el cine, ahora parece que nos lleva hasta la pista de esquí para contarnos –quizá- algo que tampoco tiene nada que ver con el esquí. Y qué agradable viaje. Cooper presenta una canción despojada, serena, en la que se palpa el frío, la nieve, la luz más blanca, los reflejos cegadores del sol, el temblor de la pista de esquí. Y todo, para llegar al salto: “llegaré hasta lo más alto / lo verás”. Y de nuevo, ese baile de guitarras que viste toda la canción y que la hace inconfundible desde la primera escucha. Un poco de suavidad para recordarnos que así también, lejos de aquellas guitarras poderosas que hacían retumbar ‘Fonorama’, Cooper se mueve como pez en el agua.
Arizona
Arizona es otro hit de ‘Mi Universo’. Ritmo ágil. Letra de oro. Coros Cooper. Medidos, reconocibles. Dudas, preguntas, recuerdos, historias de amor que trae el viento años después. Estribillo lleno de fuerza y pasión. Y una narración luminosa y serena de los acontecimientos, que se rasga al final en una confesión –“si he de confesar / confesaré que no tengo valor / para hacerte ver / Que esto va mal. Tal vez ése es mi error”-, y, en el adiós, un amanecer: “Ya pensaba que no ibas a volver / En Arizona empieza a amanecer”. La noche se intuye a sus espaldas. Qué resaca más dulce la de Arizona.
El regalo
Canción lenta, de péndulo, con una cuidada y hermosa producción. La voz de Álex Díez funciona de nuevo en su versión templada, protagonista, en esta delicada historia de amor. Suave, como la guitarra acústica que la mece de fondo. El regalo es un regalo, un rato de brocha fina, de sutileza.
La señal
Y ahora vemos a Cooper estallando en fuerza y rabia desde el primer minuto. En su lugar. Si hubiera que elegir entre posibles singles, aquí tendríamos una buena pista. Y la canción arranca así, como si la conversación hubiera empezado hace tiempo: “He perdido la señal / Nada suena como antes / Y aunque intento procesar la información / Todo sale mal”.
La basura
Tiempo de bailar y chillar. Tiempo salvaje. Imposible olvidar a Los Flechazos escuchando La basura. Cooper en toda su juventud, dejando al margen la madurez por un rato, para ofrecer un corte que invita a correr, a gritar, a saltar, a chillar. Una canción de las de antes, de las de siempre, que demuestra que Cooper hoy aúna lo mejor de todo lo que ha salido de la mano y el corazón de Álex Díez desde los 80 hasta hoy. Su evolución no ha sido una huída hacia adelante, ni un cansino regreso al pasado: sino una simple suma sobre suma.
Carrousel
“No he podido resistir la tentación / Cuando nadie me miraba / Me acerqué hasta el Helter Skelter y / Me he escondido en su interior”… Bravo. Final por todo lo alto. Quizá, la mejor canción del disco, en esta dulcísima despedida. Y si La basurarecordaba a esos discos frenéticos y gamberros de Los Flechazos, Carrousel nos acerca a la mejor tradición de Cooper. Hay mucho de ‘Fonorama’, y algo de todos sus singles posteriores en esta obra maestra que pone el broche de oro al esperadísimo segundo LP de estudio de Cooper. Que veamos muchos más.
Conclusión.
Estamos de enhorabuena. Más de diez años después de ‘Fonorama’, su primer disco de estudio, Cooper presenta ahora su segundo álbum –después de muchos y exitosos singles- con diez temas nuevos que superan holgadamente las expectativas más optimistas que sus fans podrían haber trazado en 2001, a la luz de las primeras canciones de Alex Díez tras Los Flechazos. El gran músico de León no ha dejado crecer desde entonces, moviéndose hábilmente por su amplio registro, cantando a veces al amor, a veces al desamor, a veces a la rabia, a veces a la alegría y, en fin, cantando siempre a la vida cotidiana. Si algo caracteriza las letras de Cooper es su cercanía, su amable compañía. Y si algo caracteriza a su música, es su lejanía. Porque sus composiciones se elevan muy por encima de la media del panorama musical, disco tras disco.
‘Mi universo’, con todo, no es uno de esos maravillosos singles de cuatro canciones a los que nos tenía acostumbrados Cooper. No es un disco de consumo inmediato. Exige esfuerzo al oyente. Y es, en definitiva, un regalo. Todo fan está esperando siempre un álbum así, para poder degustar pieza a pieza, con tranquilidad. Hace un mes que tengo pendiente escribir este reportaje y no lo he hecho hasta hoy, por una sola razón: ‘Mi universo’ no puede despacharse con un par de escuchas fugaces. Merece mucho más que cuatro palabras superficiales. Merece la pena empaparse en su conjunto, entrar en este universo –más personal que nunca, y por tanto, más cercano que nunca- de Cooper, y disfrutar del viaje y de la atmósfera. Pronto, muy pronto, sentiremos unas ganas incontenibles de verlos en directo. Mi universo, La señal, Saltos de esquí, La basura, Carrousel… sé que crecerán aún más en el escenario, durante su próxima gira. Si me pierdo una de estas noches, me encontraréis en primera fila, viendo un concierto de Cooper.