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Popes80 | 18 octubre, 2024

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 Barcelona se pone el Kimono

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Con más de media hora de retraso y un auditorio a medio llenar – alrededor de 5.000 asistentes-, comenzó la primera de las dos jornadas del ASICS Festival, creado por la conocida marca japonesa de ropa deportiva. Como dato curioso, muchos de los músicos participantes lucieron zapatillas Asics, que presumiblemente habían sido regaladas por la organización. El Palau Sant Jordi presentaba un aspecto un tanto extraño. Con el escenario instalado pasada la mitad de la pista y con una asistencia de público relativa, poco parecía el pabellón a rebosar al que nos tiene acostumbrado. Los asistentes, que rondaban la treintena en su mayoría, manifestaban su disgusto por no encontrar la recreación de Tokio, anunciada por la organización y que se suprimió a ultima hora sin mucha explicación. En su lugar, tan sólo algún objeto de la indumentaria japonesa para los presentes.

Los primeros en saltar al escenario fueron los jovencísimos miembros de Cyan, un grupo de origen catalán prácticamente desconocido pero que arrastró hasta pabellón a un nutrido grupo de seguidores que destacaban, más que por su número, por su entusiasta apoyo a la banda. Con un estilo pop-rock que recuerda un poco a Keane, los barceloneses calentaron el ambiente antes de que comenzara la actuación de Chambao. Los ritmos fusión de los malagueños atrajeron a numerosos asistentes llenando poco a poco los abundantes vacíos de las gradas. La Mari, que se acaba de recuperar de un cáncer de mama, ofreció un espectáculo lleno de ritmo que levantó a los espectadores de las butacas en más de una canción. La cantante fue la primera en sentarse en el borde del escenario, diseñado en forma de “T”, para disfrutar de la complicidad que otorga la cercanía con el público. De los ritmos fusión de Chambao al dance de Dover. El nuevo sonido electrónico de los madrileños -antes grupo rockero de referencia- convirtió la pista en una enorme discoteca donde el público se lanzó a bailar todas y cada una de los éxitos del grupo. A pesar de que su actuación quedó medio deslucida por problemas con los monitores, los chicos de Dover se metieron al público en el bolsillo, dejando para el final “Do ya”, “Serenade” y cerrando con “Let me out”, donde Cristina se alzó en una plataforma por encima de las cabezas de los asistentes. Algunos de los irlandeses presentes, desplazados sólo para ver a Pet Shop Boys, bailaban el frenético ritmo impuesto por las Llanos, mientras que otros observaban la ascensión de la vocalista con una poco disimulada expresión de hastío. Neil Tennant y Cris Lowe, más conocidos como Pet Shop Boys, cerraron la primera serie de conciertos dejando el listón muy alto para los artistas que conformaban el cartel del día 13.

Con mayor puntualidad que la víspera pero con una asistencia de público similar, Mikel Erentxun fue el encargado de abrir la segunda jornada de conciertos. Con un variado – aunque excesivamente corto- repertorio que combinó temas de su último trabajo con los clásicos de Duncan Dhu como “Cien Gaviotas” o “En algún lugar”, el donostiarra se metió al público en el bolsillo desde el primer momento. Tras apenas una decena de temas, la enérgica actuación de Erentxun llegó a su fin dando paso a los chicos de El Sueño de Morfeo que, a pesar de la ausencia de Juan debido a una enfermedad que le obliga a guardar reposo, repasaron algunas de las canciones de sus dos únicos álbumes hasta la fecha. Raquel y David agradecieron las muestras de cariño de sus fans y se acercaron al borde del escenario para entonar “Ojos de cielo”, su balada más conocida. “Para toda la vida” y “Nunca volverá”, fueron los temas elegidos por los asturianos para cerrar su actuación, en general entretenida, pero que abusó en ocasiones de la “colaboración” con el público. La tercera actuación de la noche vino de la mano de Antonio Orozco. El catalán saltó al escenario luciendo una sudadera roja y saludando al auditorio con un sonoro “Bona nit Barcelona”. Como era de esperar, el público se volcó con su compatriota, ovacionando su conocido tema “Devuélveme la vida”. Orozco recordó que tras haber recorrido múltiples ciudades durante su gira “Cadizfornia”, siempre actuaba emocionado en Barcelona porque es “la ciudad más grande del mundo”. Su espectáculo termino con una versión del conocido tema de los Bee Gees, “Staying Alive”, con coreografía incluida que tanto el intérprete como sus músicos bailaron al unísono a modo de despedida. Pasado el ecuador del concierto llegó el turno de los Hombres G. Sin acompañamiento musical alguno, David Summers y los suyos subieron al escenario ante un público expectante por ver a una de las bandas míticas del pop de los 80. Los madrileños comenzaron con “No puedo apartar mis manos de ti” -de su álbum “10”- y aprovecharon para presentar algunos de los temas de su nuevo trabajo, como “Quiero conocerte” o “Nunca más” que será su próximo single. En un esfuerzo por hablar catalán, Summers piropeó a las numerosas seguidoras que se agolpaban al pie del escenario con un “sois molt macas”. El Sant Jordi se vino abajo con grandes clásicos de la formación como “Sufre mamón”, “Venecia” y “Marta tiene un marca pasos” entre otros, que dejaron a los asistentes con ganas de más. Finalmente, la actuación de Paulina Rubio puso el broche de oro a esta primera edición del Festival ASICS. Lo mejor, la maravillosa acústica del Palau Sant Jordi. Lo peor, los retrasos y las irregularidades en la organización. Veremos si los japoneses repiten.