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Popes80 | 23 noviembre, 2024

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 Lo que es y nunca ha sido Calamaro

Juan Herrero

Si hay algo que consigue hacer Calamaro con cada disco es sorprenderme, entregar una colección de canciones inesperadas en sonido y concepto. Con “Calamaro On The Rock” lo ha vuelto a hacer.

Determinados artistas se merecen un ritual previo a la escucha de su nuevo disco. Uno de esos rituales es prepararse para tener la calma suficiente y poder prestar la atención que se merece, colocar el cd en la mini-cadena e ir ojeando las letras canción a canción. Hay cosas que son sagradas y paganas.

Otro de esos rituales que siempre permanecen cuando saca un nuevo álbum Calamaro es querer encontrar al Calamaro de otros discos. Sigo buscando la calidad sonora de “Alta Suciedad”, la violencia espiritual de “Honestidad Brutal”, la proeza creativa del “Salmón”, la belleza clásica de “Tinta Roja” y “El cantante”, el ROCK (con mayúsculas) de Los Rodríguez, etc. Pero Andrés siempre está en la siguiente estación, cogiendo trenes que todavía no han llegado. Y haga lo que haga siempre se echa de menos todo lo anterior, porque es bueno y único, pero con cada trabajo nos sigue regalando una parte de sus verdades y de sus mentiras.

Al escribir este artículo he debido de escuchar unas diez veces su nuevo disco “On the rock” y creo haber encontrado en él a muchos Calamaros, aunque falten algunos. Es un grandes éxitos de canciones nuevas que evocan otras antiguas. Sigue haciendo música sin más etiquetas que la del título del álbum, porque ni es rock, ni es pop, ni es tango, ni es cumbia, ni es heavy, no existen las etiquetas porque sólo son canciones con alma de canción.

Me encanta encontrarme diferentes palos: del gran cante del Cigala, a las rimas sin final del Langui, para restablecerse con rocks camboyanos, sin desmerecer el ritmo tropical-cadillac con Vicentico, intuir los coros de Rubén y Leiva, poder compartir a medias rancheras con Bunbury, apreciar el sonido de la banda, alegrarme por Candy Caramelo. Es un disco donde hay de todo y para todos.

Creo que Andrés Calamaro atraviesa un excelente momento musical, pues sigue siendo el dueño de su carrera y las musas no le han abandonado. Sigue dejando que el mundo le influya sin dejar de vivir a su manera para poder crear la música que influye al mundo. El resultado es una colección de buenas canciones para disfrutar en cualquier estado de ánimo y en cualquier parte, resumidas en un álbum cuya portada puede ser despreciable u objeto de culto.