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Popes80 | 22 noviembre, 2024

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 David Summers: «No se puede mantener a flote un barco que se está hundiendo» (II)

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VISITAMOS SU BAR, EL POP AND ROLL

La cita fue el pasado 25 de junio, en torno las ocho y media de la tarde, en el Pop & Roll. Este bar de la capital, además de ser propiedad de uno de los miembros del grupo, es un templo para los amantes de la buena música y la diversión. Primero fue el asfixiante calor estival el que nos dio una tregua a media tarde, con un soplo de aire fresco. Después, fue la rutina de cualquier día de cualquiera de los últimos años la que se tomó la tarde libre: el plan era ver en concierto a los Hombres G, en un pequeño local y con un pequeño gran cambio en su trayectoria.

Como he contado, el ambiente era inmejorable. Si no conocéis este sitio, imaginaos el bar de siempre, barra, pequeño escenario con aspecto improvisado un rincón, algo de luz artificial que nos aisla del eterno día de verano, y buena música. Buena música con buen volumen, que te permitía tener una buena conversación (que era inevitable cortar en más de una ocasión para tararear esa canción que han puesto, que no esperabas, que te recuerda algo, que es buena!). Y vale, tengo que admitir que todo empezó más tarde de lo planeado, y que era muy difícil estropear un día que iba a acabar con los Hombres G tocando en directo, pero podéis creerme cuando digo que el previo no pudo ser mejor.

Llegado el momento de la pequeña rueda de prensa anterior al gran, gran momento del concierto, Carlos Jean, su muleta en este nuevo rumbo profesional, subió al escenario a presentarlos. Breve, orgulloso y cercano.

La rueda de prensa fue más parecida a una conversación entre colegas. Aunque David intentó tomárselo muy en serio, adoptando el tono profesional que se suele tener ante los micros de una sala de prensa, las risas eran inevitables, las conversaciones y el movimiento cubrían las preguntas y las ganas empujaban a que todo comenzase cuanto antes. Ganas entre el público, y muchas, muchas ganas que se desprendían del escenario. Sólo nuestro compañero Sergio Fernández, cronista de Popes80.com, consiguió formular su pregunta sin interrupciones ni ruido de fondo (“Hablas tú ¡y se calla todo el mundo!”, Summer dixit).

En realidad se notaba que había más ganas de cantar y demostrar que de cualquier otra cosa. Aunque pudieron juntar palabras para reafirmar sus intenciones de tomar el cambio como una forma de reinventarse, sin abandonar todo lo que han conseguido y que les ha llevado a ser como son. Nos recordaron que no es más fácil tomar este camino ahora que ya son grandes, ya que lo que están haciendo es trabajar como lo están haciendo todos los que están empezando ahora, y las discográficas prefieren andar sobre seguro apostando por grupos de renombre. Tampoco pretenden ir de nuevos, ni abanderarse como nuevas promesas: son ellos, son los de siempre, los que han estado trabajando durante más de 20 años para llegar a donde están, y su nombre y su trayectoria también son colchón en esta nueva etapa. De momento son y quieren dejarse ver como un grupo de amigos enloquecidos haciendo toda esta historia, ilusionados y pensando en los detalles técnicos.

Y por fin, el directo. Un preaviso de que no se han preparado nada, una sonrisa general por respuesta porque aunque así fuera, la noche sería un éxito. De nuevo Carlos Jean, y el gran momento.

Como carta de presentación, Separados, una de sus nuevas canciones, medio tiempo, letra madura. Calentamos motores. Seguimos por otra “un poco más cañera”, nos anuncian: Desayuno Continental. Ya la imagino en el coche, a todo volumen. A continuación llega el tercer tema inédito: No puedo soportar perderte. Y llegan las míticas, las de siempre. Pequeños debates antes de cada canción. Todos quieren escuchar la suya, y ellos deciden, esta aquí no, no es el momento, ¡cómo no vamos a cantar esta!. Suéltate el pelo, Hoy no te escaparás, Sufre mamón, Lo noto, Marta tiene un marcapasos, Venecia… No tengo que enumerar, no hace falta. Seguro que la que estás pensando también sonó. Un regalazo para todos los presentes. Ni los que trataban de hacer una seria crónica del evento se resistieron a soltar cuadernos y bolígrafos para dejarse llevar. El punto y aparte lo puso Voy a pasármelo bien. Y las ganas de más que se enredan a nuestras muñecas. Serán grandes de nuevo, en grandes recintos. Pero ojalá lo sean de nuevo como el jueves, en algún pequeño local, regalando noches mágicas como aquella.