Javier Andreu «En España hay más envidia, a la mínima te fusilan»
Javier Andreu es la voz inconfundible de La Frontera, que sigue su propia filosofía de vida desde 1984 y lo plasma en el documental de Juan Moya, El peor héroe del Far West. Charlamos con él sobre su nuevo disco en solitario El hombre que salía demasiado, la razón del título del documental, la importancia de Cercedilla en su vida y carrera, lo nuevo de La Frontera y otras historias.
¿Cómo te encuentras?
Muy a gusto conmigo mismo y muy feliz porque ya tengo el fruto del trabajo que recapitulando inicié hace diez años, El hombre que salía demasiado, que grabé con los músicos de Mastretta. Y físicamente muy bien, y eso que voy a a cumplir 60 años ahora.
Sobre el documental de Juan Moya que estrenas en octubre, y hoy es el preestreno con todo vendido, empecemos por el título, que también lo fue de una de tus canciones, ¿por qué El peor héroe del Far West?
Porque en el fondo no soy muy del far west, me dan miedo lo caballos, nunca he tenido pistolas y todo eso es ficticio. Nos dio por encontrar un estilo entre el punk y el western, pero en el fondo soy de Cercedilla como mucho y haciendo más de indio que de vaquero. Siempre me vestía de indio.
De parrao a parrao -no de cuna, pero casi-. ¿Qué significa Cercedilla para ti?
El lugar donde fui feliz, tuve una niñez maravillosa en Cercedilla. Recuerdo ir con mi primo Rogelio, por un bosque de matorrales al lado de casa, cerca de La Pepa, y les poníamos nombres a cada lugar de ese bosque que era como nuestro. El valle escurridizo o El valle de la flor marchita, bastantes poéticos, por cierto. El Valle de las lágrimas, que es una canción del primer disco, surgió por ese bosque de aventuras.
En Cercedilla compusiste Rosa de los vientos
Sí, hice las letras de Rosa de los vientos en el Hostal El Aribel, creo que estuve dos semanas hospedado. Me faltaban cinco o seis canciones por hacer las letras, o quizás más. Me propuse hacerlas todas ahí y que no saldría hasta que no las terminara. Me subían la comida a la habitación, tenía el suelo lleno de papeles con un montón de ideas, canciones y frases que tenía para una u otra canción. Como me tenían que hacer la habitación, les advertí que por favor no me tocaran los papeles.
Un vaquero en esencia en estos tiempos es un rara avis, ¿te hayas en un mundo tan apresurado y acelerado tecnológicamente?
Me siento un poco como el personaje de la película Cowboy de medianoche.
Tu voz es tu seña de identidad, pero el haber sido fiel a los sonidos fronterizos, tradicionales y al rock genuino ¿te ha beneficiado o perjudicado esta trayectoria de vida en lo artístico y profesional?
Creo que me ha beneficiado porque no hay ningún grupo como nosotros y eso supongo que es bueno para la trayectoria de La Frontera. De hecho, ahora estamos en los mejores momentos, porque la gente nos está revalorizando y lo que estamos haciendo en directo es tocar todo vaquero, el 90% del repertorio son las canciones de los tres primeros discos y algunas del cuarto o quinto, pero poco más. Son las canciones más aceleradas y más vaqueras, y son las que la gente quiere y lo que les gusta escuchar. Sí nos ha venido muy bien.
Tú nuevo disco en solitario, El hombre que salía demasiado, retrae a los westerns, al rock más clásico, incluso hay canciones con aires circenses de esa época de carretas como Solo se vive esta vez. Da para un musical.
Si, sí. Me lo he planteado, es que también parece una especie de zarzuela en algunas partes. Y la de Solo se vive esta vez es muy Tom Waits a veces, es alucinante. Estoy muy contento porque es muy variado y porque aparte de rock & roll también hay canciones muy intimistas, tiene un poco de todo y es lo que en el fondo sé hacer, donde muestro todo lo aprendido en estos años.
¿En alguna ocasión has recibido alguna propuesta para ambientar alguna película?
La verdad es que no y siempre he querido que alguien me lo propusiera.
¿Percibes que se aplauda la continuidad y permanencia de un artista de larga trayectoria exitosa aquí en España como en EEUU?
En España es más difícil, si estuviéramos en EEUU creo que estaría más valorado. En España creo que hay más envidia, a la mínima te fusilan, hay que tener un cuidado impresionante.
De ese Javier que se lanzó con Tony Marmota, y ganaron como La Frontera en 1984, el concurso Villa Rock de Madrid hasta aquí, ¿qué es lo que más ha cambiado?
La verdad es que no hemos cambiado gran cosa, seguimos pensando que no es que tengamos quince años, pero yo me quito veinte de mentalidad, no me siento para nada viejo y ni mucho menos cansado. Hemos ganado en profesionalidad y yo sobre todo en la voz, canto mil veces mejor que al principio, eso lo tengo muy claro.
¿En alguna ocasión te han propuesto cambiar de estilo?
No, nunca nadie me ha dicho o nos ha dicho lo que tengo o tenemos que hacer. Por eso este trabajo para mí es tan maravilloso.
¿Cuál fue el bolo que recuerdas con más cariño?
Supongo que el de Sevilla en la Expo92, porque había muchísima gente y fue todo muy emocionante. El escenario era tremendo, se llamaba la Plaza Sony y disponía de una pantalla que medía como 200 metros, no sé, una exageración, era enorme.
Carmelo López de El Norte me respondió también lo mismo a una pregunta similar, la Expo de Sevilla, mismo escenario y la misma apreciación, le pareció gigantesca la pantalla.
Gigantesca no, lo siguiente. De hecho, para subir hasta arriba de la pantalla se subía en un ascensor y después de actuar, el organizador nos subió en ese ascensor y nos hicimos un porro arriba. Era alucinante, se veía toda Sevilla.
¿Y el más desastroso?
Uno que hicimos en Ibiza, Sería en 1987, cuando estábamos grabando el segundo disco. Estaba Niki Lauda y la flor y nata de los que iban a Ibiza. No me acuerdo de quien más, pero seguramente algún actor o actriz también estaría. Teníamos 22 años y nos metieron en el camerino, que era la bodega de la discoteca, empezamos a coger botellas y a bebérnoslas. Cuando salimos, no sabíamos ni dónde estábamos y nos caímos al suelo directamente. Tocamos solo dos canciones, no más. Y al día siguiente en el avión, un señor que no conocía de nada me dijo “mira, este eres tú”, salía borracho con el titular “El impresentable Javier Andreu…”
¿Para cuándo lo nuevo que estas preparando con La Frontera?
El año que viene voy a realizar la gira de 40 años, para la cual nos están preparando unas partituras para tocar con una orquesta sinfónica. Haremos algunos conciertos así, siempre que haya una orquesta en cualquier sitio se haría con esa orquesta. Me están mandando lo que están haciendo y hay algunas muy Ennio Morricone que quedan bastante bien.
Deberías silbar a Curro Savoy para contar con él en algún tema, cuadraríais a la perfección.
Pues sí, me gustaría contar con él. ¡Qué tío más auténtico! Le quise llamar en el primer elepé de La Frontera. Pero como también se llamaba Kurt Savoy creía que era norteamericano y me dije este no viene a España ni de coña, y resulta que era de Jaén aunque vive en Francia.
¿Quién tiene algún cuadro tuyo?
Mi hermano y mi tía, que tiene muchísimos, pero son de hace mucho tiempo, no están muy bien. Ahí alguno que sí, mi hermano tiene uno de tres vacas enorme que cada vez que su perro las ve las ladra. Sí que me gustaría pintar, pero ahora no tengo espacio en casa, tengo una buhardilla muy pequeña.
Tu hija Muriel, a la que dedicas la balada La Cueva del Lobo Azul, ¿llegó a tocar la batería con alguna banda?
Ha estado con una banda que estaba empezando, con colegas, nada serio.
¿La incluirás en alguna colaboración contigo?
Sí, cuando aprenda a tocar algo mejor
¿Recomienda alguna canción o artista?
Siempre recomiendo, aunque parezca muy tópico, a Los Beatles. Y como estoy muy romántico últimamente a Cruel to be kind de Nik Lowe.