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Popes80 | 23 enero, 2025

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El cementerio de Spotify: las 50.000.000 de canciones que no escucha nadie

El cementerio de Spotify: las 50.000.000 de canciones que no escucha nadie
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En un mundo donde la música está al alcance de un clic, resulta paradójico que millones de canciones queden sumergidas en el olvido digital. Según un análisis reciente de Luminate, empresa que se ocupa de los datos para la industria musical, el vasto catálogo de canciones disponibles en las plataformas de streaming está lleno de obras total o casi totalmente ignoradas. De los más de 200 millones de temas disponibles en servicios como Spotify o Apple Music, cerca de 100 millones han recibido menos de 10 reproducciones anuales cada uno. Se estima que 50 millones de canciones reciben 0 escuchas.

En 2024 se subieron a las plataformas de streaming una media diaria de 99.000 nuevas canciones, según Luminate, algo menos que en 2023, cuando la media fue de 103.500.

Cuando la popularidad es un páramo: el «olvido digital»

Este fenómeno es consecuencia directa de la explosión del streaming y la democratización de la creación musical. Hoy en día, cualquiera con un ordenador y una conexión a internet puede producir y distribuir música. Sin embargo, la creciente oferta de canciones no viene acompañada de un consumo equitativo.

Los datos de Luminate revelan que en 2023, aproximadamente 40% del catálogo en las plataformas de streaming fue reproducido menos de 10 veces, y muchos de estos temas no llegaron a ser escuchados ni una sola vez. Mientras que los éxitos masivos concentran millones de oyentes, una inmensa mayoría de la música queda relegada a las sombras. Tampoco debería escandalizarnos porque esto, más o menos, ha ocurrido siempre, da igual cual sea el medio de distribución musical.

No obstante, la sobreoferta musical no es la única culpable de este «olvido». Los algoritmos de las plataformas tienden a privilegiar los temas que ya son populares, creando un ciclo donde las canciones exitosas reciben más atención, mientras que las nuevas o menos conocidas apenas logran salir a la luz. Si antaño eran Los 40 Principales quien decidía que canciones o grupos emergentes se volverían populares, hoy la decisión es aún más fría: todo depende de una serie de fórmulas matemáticas, pensadas a su vez para retroalimentar el modelo de negocio de las plataformas.

Además, el marketing y las estrategias promocionales juegan un papel crucial. Los grandes sellos invierten cantidades significativas en promoción, asegurando que sus artistas tengan una visibilidad destacada. Por otro lado, los músicos independientes, aunque tienen acceso a las mismas plataformas, a menudo carecen de los recursos necesarios para competir en este terreno desigual.

La tecnología ha permitido que miles de artistas publiquen su música sin intermediarios, pero este acceso masivo ha generado un ecosistema saturado. Los países que más saturan las plataformas con nuevas creaciones son, por este orden, Estados Unidos, Reino Unido y Francia. De todos ellos, según Charmetric, en 2024 surgieron 300 nuevas superestrellas aupadas por sus propios fanáticos, casi todos ellos son artistas de nicho que crecen velozmente en popularidad gracias a especializarse.

Algunos proponen que las plataformas de streaming ajusten sus algoritmos para dar más visibilidad a la música menos escuchada, mientras que otros abogan por una mayor intervención humana en la creación de playlists. Y el asunto de las listas está también en el ojo de la polémica porque, tal y como desvelamos en Popes80 hace algunos días, plataformas como Spotify podrían estar inflando artificialmente sus listas con artistas fantasma que no existen, con creaciones sin derechoso de autor generadas para la ocasión.

Por otro lado, iniciativas como Bandcamp o SoundCloud han demostrado que existen alternativas al modelo centrado en los éxitos virales. Estas plataformas permiten a los artistas independientes conectar directamente con su audiencia, creando comunidades más pequeñas pero también más comprometidas y cercanas al artista.

Desde el punto de vista de los intereses de las plataformas, conviene tener en cuenta otro tipo de datos que arroja el informe de Luminate, como es el caso de que países como Brasil (n.º 4), Indonesia (n.º 8) y Francia (n.º 10) están entre los diez primeros puestos del mundo en volumen total de escuchas en streaming, sin embargo, descienden a las posiciones 34, 48 y 26, respectivamente cuando se trata de analizar las escuchas a través de streaming con suscripción de pago o premium.

El caso de Brasil, además, confirma que el análisis de datos globales debe ser prudente, en el país se escucha masivamente música religiosa, country, folk y canciones infantiles pero no prestan demasiado interés a la música convencional o de moda, al contrario de lo que ocurre en el resto de América Latina.

Y en lo tocante a España y la música española, recordemos que desde el año 2023 el español se ha consolidado como el segundo idioma más consumido en el ámbito musical, según los propios datos de Luminate. Las redes sociales también se están convirtiendo en un agente multiplicador como ocurrió reciente con el español Íñigo Quintero y su éxito mundial que emergió de canción de compañía de los videos de TikTok.

¿Qué podemos hacer con la música que nadie escucha?

Como decíamos anteriormente, hay millones de canciones que suman a lo largo del año la friolera de cero escuchas en las plataformas de streaming. Es como si no existieran. Sin embargo, resulta un desperdicio de arte, esfuerzo y talento que podría aprovecharse de alguna manera. Estas son algunas ideas:

1. Algoritmos para descubrir contenido olvidado

Se podrían desarrollar algoritmos dedicados a identificar y recomendar canciones que no han sido escuchadas, por ejemplo, a través de listas como Canciones que nadie ha escuchado (aún). Otra opción es que estas canciones puedan incluirse entre las recomendadas similares a los usuarios en propuestas de «descubrimiento de nuevas músicas».

2. Uso en inteligencia artificial experimental

Las canciones sin escuchas podrían alimentar proyectos tecnológicos, aprovechando recursos automáticamente. Es decir, podrían utilizarse para entrenar algoritmos de inteligencia artificial en tareas como reconocimiento de estilos o creación musical.

3. Integración en contenido multimedia

A sus autores tal vez les interese encontrar una salida a esa música infértil, y una opción es reconvertirlas en oferta de bajo coste o de licencia gratuita para creadores de contenido con presupuestos limitados, música para cine, videojuegos, o podcasts. Eso les daría una segunda posibilidad de volverse populares.

4. Una apuesta romántica

De la misma forma que, desde hace años, están de moda las iniciativas para rescatar palabras que están a punto de caerse del diccionario, o ya han desaparecido, podría ser una buenita propuesta la organización de campañas virales para revivir una canción con 0 escuchas, o bien incluso que músicos independientes regraben o reinterpreten esas canciones otorgándoles una nueva vida.