El día en que volvió a nacer Carlangas
Te puede golpear el corazón, contar tus propias contradicciones, y hacer mover los pies. Todo a la vez. Es Carlangas, claro. Paseo por la playa de las mil conchas sin escuchar el crujido de cada paso, porque llevo en los cascos Tiemblo, el nuevo single, y todo su primer álbum en solitario, que me acompaña desde hace meses, pero que luce aún mejor al sol. Hay una estética tan propia en sus letras, tan carismática en las emociones, que se exhibe también en los tonos, tan personal en las historias que todas sus canciones terminan siendo universales. Las buenas historias cantadas caen al mar, se disuelven en sales y líquidos, y se hacen mar para todos.
En la curva de la marea pienso en algo parecido a la melancolía, recuerdos de escenarios de ayer, rostros que he perdido entre el vaho de la noche, sueños de grandeza, y pegatinas estúpidas en los amplificadores, o quizá sean solo las ganas de que el chiringuito esté abierto: “Pintar con boli en los baños, novedades para siempre”.
En las olas que rompen, como en una extraña disciplina deportiva del mar, me asalta Regalao, que como todos, y como Carlangas, “hay veces que estoy romántico y justo hoy no”: “El sol en la cara, me está dando el viento / Hoy me puse guapo pa ir a verte al centro / Siempre escojo el peor momento para estar contento”. En la calma de silencio sonrío ante Cabeza loca: “odio el relax / me pone violento sentir tanta paz / o aguanto más / no sé qué le ves a la tranquilidad”. Hay quienes tenemos un grupo sanguíneo secreto, en la música como en las letras, que no fluye si no pasan cosas.
En el regreso al asfalto –maldita sea-, desandando mis propias huellas, asoma de lado un río de luz ocre, el sol que baja ya tras los montes ennegrecidos por la sombra. No es casualidad, entonces, que suene Cae la noche: “Qué pena, que ya no estés aquí / Qué pena, pa que voy a mentir / Quiero que todos los días / Sean el día que te conocí”. Y quizá sea porque, dice en Tiemblo, “no es el ambiente, no es la gente / somos tu y yo que nos sentimos diferentes”.
Lo mejor no es que Carlangas haya firmado un disco debut en solitario maravilloso, donde la inspiración de las letras concentra el mismo protagonismo que la música, repleta de genialidades, estilos inesperados, e invitaciones a bailar. Lo mejor, lo que realmente nos hará felices, es pensar que ya ha presentado su nuevo proyecto, Carlangas y Los Cubatas, y el single de adelanto de su nuevo disco, Tiemblo, es un festival, es un bombazo que prolonga y reafirma todas las virtudes del álbum anterior. Escuchar, sentir, bailar, durante casi tres minutos.
De regreso a casa, pensaba en todas estas canciones que ya son compañeras de vida y hazañas, y en las ganas de conocer el resto de los temas del nuevo álbum –qué pocas veces ocurre eso ya-, con la sonrisa aún dibujada en el recuerdo de la noche que pudimos disfrutar quienes estuvimos el mes pasado en La Coruña el día de la actuación de Carlangas en la plaza de María Pita.
La respuesta a su propia pregunta (“¿dónde te metes Carlangas cuando te vas?”) está en Tiemblo: preparando otra colección de canciones que te van a agitar el corazón. Y, qué demonios, somos unos afortunados al ser testigos de este momento de talento e inspiración de un artista: queda muchísimo por bailar, queda muchísimo Carlangas por compartir. Queda Verbena para rato. Vente a la primera fila.