Lapido se desnuda ante Arancha Moreno
José Ignacio Lapido, guitarrista, compositor y alma máter de 091 con una prolífica carrera también como solista, se desnuda por vez primera en un libro, ‘Conversaciones con José Ignacio Lapido’, que firma Arancha Moreno, otrora subdirectora de Popes80 y, desde 2015, directora de la revista Efe Eme.
“Más de una vez me has comentado que no te gustan las entrevistas. ¿Qué ha ocurrido para que accedas a hacer un libro entero de conversaciones?”, le pregunta Moreno al rocker granadino en las últimas páginas de la obra. Respuesta de éste: “¡Que sabes ser persuasiva! (Ríe) No, las entrevistas hay que hacerlas. Son un género en sí mismo. Intento hacerlas por escrito porque me expreso mejor que oralmente, creo que queda mejor, pero entiendo que los periodistas prefiráis charlar con el interesado. A mí me gusta más pensar las cosas dos veces porque escribir te da la opción de expresarte con más fundamento. Pero bueno, lo hemos hecho a viva voz”. (Sonríe)
Ya en el prólogo, Quique González, amigo y admirador confeso de Lapido, tiene palabras de elogio hacia la labor realizada por Arancha Moreno: “Me conmueve la delicadeza y la precisión en la búsqueda de respuestas”; y también para el granadino: “Respeto, dignidad, talento, camaradería, son palabras cosidas a su trayectoria impecable”.
Y Raúl Bernal, teclista de Lapido y de Los Cero en esta última etapa, rememora en el epílogo cómo inició su relación musical con él, en un gesto de puro y desusado romanticismo: “…Por arrojos de juventud, cambié mi vida por completo y me fui a tocar con José Ignacio. Quería estar en esas canciones, para mí no había nada más importante en ese momento. Lo volvería a hacer mil veces”. Y apostilla: “Hoy es mi amigo, un buen amigo, de los que te acompañan en el camino y te quitan el miedo. Yo sólo espero estar a la altura que merece”.
La directora de Efe Eme se remonta a los inicios musicales de Lapido, en los que según le explica éste en el libro compaginó dos grupos (antes de Al-Dar, germen de 091), Feedback, donde tocaba la batería, y Pitraco (sic), en el que ya ejercía como guitarrista.
Progresivamente, van repasando toda su trayectoria: figuras clave como su hermano Javier y Paco Ramírez, cómo reclutaron (Lapido y Tacho González) para la causa a José Antonio García y a Antonio Arias, los ensayos en las cuevas, las influencias musicales iniciales (donde el punk tuvo mucho peso) y estéticas (el punk y los tupés a lo Stray Cats), infinidad de anécdotas curiosísimas y algunas de ellas hilarantes, Joe Strummer, el Ruido Rosa, la marcha por dos veces de Antonio Arias, el verdadero significado de La vida qué mala es, los dos discos de homenaje a 091, su guitarra Gibson SG, los álbumes de Los Cero y como solista, sus composiciones para otros artistas, su proceso creador (letra y música), su colaboración en Granada Hoy, su trabajo como coguionista de la exitosa serie Arrayán, la creación de su propio sello, Pentatonia Records, su esperado disco de blues, la soriasis que padece en las palmas de sus manos, la gira con Quique González, la disolución de Los Cero y su posterior resurrección…
“…Cuando empecé a tocar a finales de los setenta no me pasaba por la imaginación que iba a estar, en el año 2020, con mi guitarra por ahí, con un grupo o solo, subiéndome a los escenarios. Pensaba que pasaríamos unos cuantos años divirtiéndonos y luego buscaría un trabajo serio, que es lo que me decía mi madre siempre: “Niño, a ver cuándo te buscas un trabajo serio”. ¡Mi madre me lo estuvo diciendo hasta el final!” (Ríe). Afortunadamente para sus seguidores, que son legión, en particular y para los degustadores de buena música en general desoyó el consejo materno.