Sois una de las bandas más deseadas del pop español. Dais un concierto, un tema, un disco, con cuentagotas, y vuestra gente siempre se muere de tener más… pero casi siempre han de esperar. ¿Es crueldad o es simplemente la vida?
Lo cierto es que vivir en Mallorca no ha ayudado nunca a la hora de girar, aumenta los costes de cualquier concierto. En Mallorca tocamos bastante, según nuestra opinión, porque tampoco puedes estar tocando cada semana cuando tu repertorio son temas propios, acabas aburriendo al personal.

En diciembre presentasteis una canción nueva tras 16 años sin grabar. Una canción de Navidad. ¿Cuáles fueron las sensaciones en el reencuentro en el estudio?
Muy buenas. Las cosas han cambiado mucho, hay muchas facilidades a la hora de grabar y eso mejora el resultado final. El nivel de confianza que hay entre todos nosotros y nuestro técnico de toda la vida, Mateo Picornell, hace que la grabación sea rápida y efectiva, cuando corresponde, y que podamos perder tiempo en aquellas cuestiones donde tenemos dudas o queremos experimentar. Tras tantos años, ninguno de nosotros ha podido evitar mejorar en lo que hace, y creo que disfrutamos más del proceso.

¿Hay más tensión sobre la canción cuando te pones a componer, a escribir, a arreglar, a trabajar sobre un solo tema?
No sé si eso es así y tampoco sé si se podría distinguir esa tensión de la que hablas. Lo que es seguro es que con lo perezosos que somos, focalizar nuestros objetivos a corto plazo, en un tema concreto, nos viene muy bien. La composición, la letra, los arreglos se acomodan a ese objetivo y somos más eficientes.

Se está también preparando un disco homenaje a La Granja. ¿Qué os parece? ¿Estáis siguiendo o implicados en el proyecto?
No estamos implicados. De hecho, durante un tiempo fue una sorpresa hasta que salió en prensa. Nos parece muy bien, claro, siempre está bien obtener el reconocimiento de los que hacen lo mismo que tú. Estamos ansiosos de escuchar las versiones para ver cómo otros músicos entienden nuestras canciones, que siempre es una sensación extraña.

Desde siempre, vuestras canciones se mueven en ese limbo “deliciosamente amargo”. Incluso vuestros cortes más melancólicos dejan buen cuerpo. ¿Tenéis ganas de escribirle canciones a este tiempo extraño, un tanto deprimente, que nos ha tocado vivir?
No especialmente. Hemos tenido canciones que navegan bien entre la melancolía sin necesidad de pasar esta época tan terrible que nos está tocando vivir. Tiempos de desconfianza, planos, grises, amargos, son un reto para los que escriben canciones, veremos si dejan huella en nuestro repertorio

¿Tendremos más canciones de La Granja en 2021?
Sí, por supuesto. Teníamos previsto una canción en enero pero debido a las prohibiciones de reunión que hay en Mallorca se ha tenido que postergar. Tan pronto como nos podamos reunir, la grabaremos y luego irán otras. Yo creo que 4 o 5 temas nuevos van a caer durante el 2021.

¿Y conciertos? ¿Estáis con ganas de tocar?
Pues personalmente, sí. Ganas de tocar, sí, pero no de cualquier manera. Tocar en un formato donde se pueda disfrutar de todo lo que significa un concierto sin restricciones: emociones, sudores, abrazos, encuentros, risas, cervezas, etc…

En unos días se cumplen 30 años de Deliciosamente amargo. Si en el 1991 ya mirabais con cierta nostalgia vuestro tiempo de “chicos rebeldes de futuro prometedor”. ¿Cómo se ve la cosa desde la atalaya de 2020?
Uno de los temas que grabaremos este 2021 creo que responde a eso. La cosa, como dices, ha seguido una evolución muy tranquila, como nosotros. Estamos contentos: los chicos siguen bien, la banda sigue junta, los chuletones siguen jugosos, y seguimos haciendo canciones que le llegan a la gente.

Lo hemos intentado reflejar en muchas crónicas de Popes80. Hay “otra Granja” en directo, otra electricidad. De alguna forma, no conoces del todo a La Granja si no te acercas a sus conciertos. Quizá por eso hace tiempo que los fans sueñan con un disco en directo, que alguna vez estuvo en el horizonte. ¿Será posible retomar aquella idea?
Es algo que nos dice mucha gente y en cierto modo es premeditado. No nos gusta demasiado ir a ver a un grupo en directo que suena como el disco. Respecto al disco en directo, todo es posible. Hubo un acercamiento al directo en la reedición del “Soñando en tres colores” que se publicó en 2018, donde aparecían 6 temas en directo grabados allá por el año 2000, pertenecía a lo que en el grupo llamábamos “el melón”, que nuestro técnico guardó durante años en un master sin dejar que lo escuchásemos. Mateu, ¿Ya has abierto el melón? Le preguntábamos. No, esperad un poco, paciencia.