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Popes80 | 21 noviembre, 2024

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 El sonido de Alejandro Sanz a través de sus guitarristas: Javier Catalá y Nando González (I)

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¿Cómo se configura el sonido de un artista? ¿Es una prolongación el directo de sus discos? ¿Son los discos de estudio resultado de las grandes giras mundiales? ¿Qué influencia tienen los productores en el sonido de un grupo? ¿Tienen alguna importancia los músicos de estudio, los arreglistas o los músicos de directo? Ante todas estas preguntas, sólo hay una respuesta: «lo que importa es el sonido del artista; da igual quien esté. Lo importante es el proyecto musical». Esta es una frase habitual en el mundo en el que vivimos. Todo el mundo quiere que la gente se involucre en sus proyectos. Es muy normal cuando uno llega a un trabajo que le digan que «tiene que integrarse en el proyecto empresarial, intelectual, etc.». De que se trata con esto? De dos cosas, por un lado, lograr que la persona anteponga el colectivo a su persona, es decir, de hacerle pensar que las personas no valen para nada porque son intercambiables («el proyecto» está por encima), y, por otro lado, jugar con la idea de «proyecto» para abusar y para lograr los fines de uno o unos personajes determinados, o dicho en otras palabras, siempre los proyectos que se disfrazan de colectivos son el trampolín y la plataforma para algunos de forma individual.

A qué viene esto? Pues a que debemos de considerar que los individuos a nivel personal importan, que los trabajos de cada persona tienen su consideración más allá de estar insertados o comprometidos con los proyectos. La semana pasada abordamos la significación de un guitarrista, Ludovico Vagnone, y su influencia en el cambio de los directos de Estopa desde que él está (que ya eran excelentes). Vagnone ya había colaborado con los hermanos Muñoz en los discos de estudio pero es ahora por primera vez cuando los ha acompañado en los directos, y el resultado es una banda engrasada, solvente, sólida, en plena forma y llena de matices (que en buena parte ya estaba configurada).

Qué nos proponemos con el estudio de algunos de los diferentes guitarristas que han pasado por la banda de Alejandro Sanz? Pues, explicar su evolución musical, estética, artística e instrumental. Está claro que los asesores de Sanz y él mismo han medido con gran meticulosidad los músicos que querían para cada momento de su carrera, que siempre ha mostrado unos directos muy sobresalientes y cuidados y una puesta en escena muy correcta siempre desde la austeridad, el buen gusto y la profesionalidad. Está claro que no hay mucho que decir de la carrera de Alejandro Sanz y de su evolución desde su primer disco «tan madrileño» producido por Miguel A. Arenes hasta «El tren de los momentos» y los sonidos más calientes gracias a las influencias de Miami.

Vamos allá. Cuando Alejandro Sanz publica su primer disco, el éxito se va configurando poco a poco con canciones como «viviendo deprisa», «Se le apagó la luz», etc., pero había que plasmar todo eso en directo y se eligió una banda muy compacta para afrontar la defensa de su primer disco. Tenían que ser músicos que arroparan a un Alejandro que tenía que digerir el éxito a velocidad de vértigo, con lo que tenían que ser músicos con una cierta sensibilidad y hechura, y por otro lado con una profesionalidad a prueba de bomba, puesto que la labor no era fácil. Para la ocasión, Miguel Ángel Arenas y su equipo confiaron como pieza central de la banda del tour «Viviendo deprisa» a Javier Catalá, un guitarrista muy fiable, experimentado y con una imagen muy acorde con el disco que tenía que defender Alejandro. Su adaptación al trabajo encomendado fue muy rápida y pronto fue objeto de un gran querencia por parte de muchas de las fans de Sanz, quienes vieron en Javier un perfecto acompañante y un gran bastón en el que apoyarse en directo. Javier había girado los años 90 y 91 con Miguel Bosé en España, Venezuela y México y acompañado de músicos como Edith Salazar, el batería Eric Franklin o el bajista Javier Quilez (lo recuerdan en Mecano). Para Javier el lazo con Bosé fue fundamental puesto que aquel le puso en contacto con Moisés García y así pudieron sacar un disco, con colaboraciones de Bosé, bajo el nombre de Miranda. Quizá nunca ha sonado tan redondo el directo de Bosé que con estos músicos, en los que Javier Catalá tenía una parte importante tanto en la cuestión artística como plástica

Javier recorre España y México con Alejandro en la gira «Viviendo Deprisa». Además de Javier Catalá, le acompañan el bajista Guere (antes había estado Daniel «Pato» Zamora tristemente desaparecido y también bajista de Los Rodríguez, uno de cuyos miembros contó en alguna entrevista que la gente de Sanz había echado al Pato porque «no les servía»), el batería Fernando Tousend “cheroqui” y Fran Rubio al teclado. La Gira es todo un éxito y los músicos aguantan con estoicismo todos los problemas y las virtudes de estar con un artista emergente con un éxito rápido cocinado en acné y hormonas volátiles. Se recorren España de cabo a rabo llegando a México, donde continuó el éxito. Todos los miembros de la banda, que llegó a ofrecer un sonido muy acorde a lo que se buscaba debido a la alta calidad del conjunto, cumplieron a la perfección su labor, aunque es de destacar la labor de Javier Catalá, cuya guitarra guiaba el conjunto en un sonido muy limpio, muy cabal y sin sorpresas, puesto que sabían que la cuestión era consolidar al artista. La primera gira de éxito siempre es un problema puesto que hay que tener una cierta sensibilidad y un inmenso cuidado en no caer en virtuosismos o en egolatrías fuera de momento. Javier Catalá, y el resto del grupo, respondieron perfectamente, aunque bueno es reseñar que la imagen de Catalá, siempre a la derecha de Sanz, ayudó mucho a esa primera «presentación pública» de Alejandro Sanz. Su pelo anarquizado con gomina, su porte milimétrica, sus pantalones rotos, sus posturas medidas, sensatas y nunca estridentes ayudaron a que todo marchara bien. De más está decir que el sonido que le exprimió Catalá a sus seis cuerdas fue siempre el mejor, el correcto y el más pertinente para el momento, porque siempre tuvo muy en cuenta esto que estamos señalando. Pese a su origen, podemos concluir que el sonido en el que podemos caracterizar la guitarra de Catalá es el de un sonido «ibérico», puesto que la guitarra de Catalá esconde muchísimos registros, desde influencias del sur hasta importantes aires mediterráneos.

El segundo de los guitarristas al que nos vamos a referir es el caso de Nando González, quien comenzó su carrera asociado a Joan Babiloni y quien dio el salto tras grabar el primer básico con el grupo valenciano Revolver, donde podemos comprobar su imagen siempre muy críptica, infranqueable y muy profesional. Si alguien se para a «ver» ese primer básico de Revolver podrá comprobar que uno de los elementos fundamentales es Nando, que está allí sentado siempre con una postura medida, controlada, digamos que toca la guitarra con una postura de traje y corbata. Su plasticidad, su postura y su mirada (llenas de misterio) hacen que la vista se distraiga constantemente hacia él. Bien, Nando es un músico con grandes influencias mediterráneas, y eso lo lleva a ejecutar un sonido que parece estar tocado con agua del mar, es decir, con la fluidez del agua pero con una sal muy cosmopolita en sus dedos. Actor e intérprete, Nando forma parte del primer básico de Alejandro Sanz (después vendría el intento fallido del «básico mtv») y cumple una gira con el artista. ¿Cómo llegó Nando a formar parte de la banda? Pues después de su segundo disco «si tu me miras» en el que Miguel Ángel Arenas decide colaborar con Nacho Maño, en un intento de darle un impulso más maduro y más elegante al sonido de Sanz, cosa que consigue, aunque con el coste de darle un «pasadón» de vueltas muy incomprendido por parte de los fans. Si escuchamos ese disco hoy en día podremos comprobar su gran valía y la constitución de un sonido muy por encima del propio Alejandro. En ese contexto es en el que aparece Nando González, que es un guitarrista que lee e interpreta a la perfección la idea de Nacho. Nando siempre ha dado una gran madurez de sonido en las bandas que ha estado. Amistades Peligrosas (con Jorge D´amico después), Hevia, las colaboraciones en los discos y en el directo de David Summers, a quien le aportó un sonido más abierto en sus guitarras (alejándolo de las guitarras madrileñas y dándole una identidad). En definitiva, que Nando aportó una gran madurez al sonido, un importante «saber estar» y una plasticidad e imagen de chaqué y de actor (muy Jeremy Irons)

Después de «madurar» el sonido de Alejandro, Miguel Ángel Arenas, al propio Sanz y a su equipo, deciden continuar el viaje por el mediterráneo e «italianizar» el proyecto y traen a Emmanuel Rufinengo, y con él desembarcan David David Gwynn, Ludovico Vagnone y Josep Salvador, guitarristas que abordaremos en la segunda parte de este trabajo.

Gracias a todas y a todos por estar ahí y por la paciencia en leer estos “chorizos”, que nos sirven a todos para reflexionar en diferentes direcciones.