Kiko Méndez-Monasterio presentó su novela más musical, «La calle de la luna»
En el escenario de La Botellita, vestida de azul y luna para la ocasión, y donde han dejado sus notas temblando en el aire artistas como Nacho García Vega, Antonio Vega, Ramón Arroyo, José María Granados o Javier Urquijo una banda con un Gonzalo Altozano que situaría a la guitarra, un David Gistau, al bajo; un Carlos Pujol a la batería y un renovado vocalista y compositor, Kiko Méndez-Monasterio presentaban los temas recogidos en un nuevo trabajo, «La calle de la luna», última novela de Kiko, que tras su presentación en formato acústico, recogió aplausos y sinceros vises agotando los 150 ejemplares que su público se llevó firmado y la satisfacción de saber que tantas noches en otra edad, cuando nuestra música en los bares se pinchaba en vinilo, sirven para narrarse entretenidamente.
En sus páginas, surcos con temas de Los Secretos, Nacha Pop o Mamá llevan al lector-oyente por las calles de Madrid a reconocer en las vivencias de Luis fragmentos que muchos han vivido y a otros les han mal contado. Ágil y entretenida narración que da pie al humor y a la melancolía. Siempre mezclamos lo que no debemos como tras escuchar el final de la melodía; de cada una de las que conforman la banda sonora de tantas noches pop en un Madrid en el que conviven como pueden las hoy añoradas primeras tribus urbanas.
Más de 200 asistentes, en la premier de este libro convencieron a Kiko Méndez de su sana vanidad y su número superó la previsión más generosa de su editor, Carlos Pujol, quien con un me has impresionado dejó constancia del éxito de convocatoria. Completaban el cuarteto de presentación, Gonzalo Altozano, Maestro de Ceremonias en esta ocasión y periodista de Intereconomía en las demás, prologó a sus compañeros de mesa con el mismo ingenio que cada uno de ellos lleva incorporado como un simpático registro propio con el que amenizaron la velada y con el que sedujeron a los asistentes empatizándoles con la vida, obra y descenso del Luis de «La Calle de la luna» y otras anécdotas más propias. David Gistau, columnista de El Mundo, actuó como prologuista señalando que aunque en ese Madrid, Kiko bebía del y con el pop español y él lo hacía con sonidos más guitarreros y anglosajones, reconoce en «La calle de la luna» el ambiente y el espíritu de esa época. Y también, reconoció que ahora ya entiende que guste esa música.
Y eso, se entiende.
«La calle de la luna». Ediciones Ámbar. Kilo Méndez-Monasterio. Más información en la web oficial de la novela.