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Popes80 | 21 noviembre, 2024

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 Lauren Jordán: «La mayoría de los libros sobre la movida han desterrado el rocanrol»

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Lauren Jordan, guitarrista de Gatos Locos, publicó recientemente el que puede considerarse como el libro de cabecera de los seguidores del rock & roll patrio, 'Rockers… Desterrados de la movida' (Editorial Milenio). En esta entrevista, de la que se ofrece la primera parte (en unos días, verá la luz la segunda), el autor profundiza en determinados aspectos de dicha obra, aclara otros o, simplemente, opina sobre los comentarios vertidos en el libro por algunos de sus protagonistas, como Carlos Segarra (Los Rebeldes), Jaime Urrutia (ex Gabinete Caligari), Javier Pérez (Los Faraones), Rockin' Pauly (Rock'n'Bordes) y Tony Luz (Pekenikes, Bulldog).

¿Alude el título del libro a que suelen escamotear a muchos de los grupos de los 80 que tocaban rock & roll en los libros que versan sobre la movida? De hecho, en el epílogo, criticas que, en éstos, se excluye o no se profundiza “en la aportación al fenómeno de la onda rockanrollera”.

– Correcto. Se han escrito muchos libros sobre la movida, algunos, muy buenos, pero en la mayoría se ha desterrado por completo el rock and roll. Cuando se habla de movida, siempre se hace referencia a los mismos personajes, a un excesivo colorido rosa; no se hace un esfuerzo de investigación, de documentación… El rock and roll, en los 80, fue pilar y sustento honroso de nuestra mejor música contemporánea. Muchos grupos no sólo vendieron miles de copias; ¡vendieron millones y reventaron todas las listas de éxitos! Pero, no sé por qué motivo se hace un empeño en el olvido.

Desmitificas la idea, más o menos extendida, de asimilar a los rockers, por ondear banderas sureñas, con confederados racistas.

– En los 80, se creó el falso mito de que los rockers eran todos racistas. ¡Nada más lejos! Dentro del rock and roll, hay todo tipo de idea, creencia, y política. No debemos olvidar que el rock and roll viene de los negros, del rhythm & blues. Muchos artistas de color levantaron el estandarte del rock and roll, como Chuck Berry, Little Richard, Fats Domino…

En los 80, bandas como Stray Cats (según relata Pedro J. Pérez en el prólogo de tu libro) “lograron darle el espaldarazo definitivo al movimiento rocker hasta convertirlo en un fenómeno de masas y elevarlo a estilo de vida”. ¿Hasta qué punto se aprecia esa influencia en los grupos españoles de entonces?

– Tras el importante revival de los 70 en Inglaterra, Stray Cats aprovecharon ese impulso para, poco después, convertirse en una banda decisiva en el rockabilly internacional. Aportaron un sonido muy novedoso, proveniente de distintas influencias. Se atrevieron a introducir matices prácticamente prohibidos en el entorno purista, eso les abrió muchas puertas y dejó pasar a una infinidad de nuevos seguidores. En España, se aceptaron muy bien, ya que el reciclado rockabilly que aportaban Stray Cats congeniaba perfectamente con la experimentación y la indagación de la creatividad artística nacional del momento.

Hablas en el libro de la existencia de un spanish-rockabilly o rockabilly español. ¿Cuáles son, a tu juicio, sus principales rasgos y sus representantes más señeros?

– Ese concepto nació en tono despectivo, por dos motivos: el primero, por cantar tal estilo en español; el segundo, por la poca pureza del mismo, mezclando variedad de estilos y conceptos. Con los años, se ha dado la vuelta y hablar de spanish-rockabilly se ha convertido no sólo en un sello de satisfacción e identidad propia, si no que es respetadísimo y admirado por infinidad de seguidores de otros países. En Japón, se cotizan muchísimo los discos de este género, también en México y en otros tantos lugares del mercado internacional. He visto pagar verdaderas barbaridades por vinilos de grupos españoles. Ciertamente, cuando el rockabilly se implantó en España, lo que practicaban las primeras bandas era una argamasa de estilos. El rockabilly internacional llegaba con cuentagotas, y ante la falta de referentes, se confundía y se mezclaba todo; el country, rock and roll, doo wop, rockabilly, swing… Y esa fórmula ingenua arrasó en el mercado nacional. El rockabilly español no sólo era consumido por los seguidores de este género, sino que también lo era para el gran público, lo cual hizo que aumentara enormemente el número de adeptos a este estilo. Al principio, la fórmula fue aceptada, pero a raíz de culturizarnos musicalmente y segregarnos en las ramificaciones, pronto, fue tachado por los más puristas. Afortunadamente, y desde una mirada nostálgica e histórica, está siendo cada vez más aceptada y respetada, teniendo, actualmente, el reconocimiento que se merece. Como grupos representantes de este género, puedo remontarme a los pioneros, como Brunos Lomas, Los Estudiantes, El Dúo Dinámico…, aunque el concepto rocker y apelativo spanish-rockabilly recayó en grupos más de los 80 y 90 como Loquillo y Trogloditas, Los Rebeldes, Rock´n´Bordes, Los Coyotes, Montana, 56 Hambuguesas, Bulldog, Gatos Locos, Mas Birras, Blue Moon, Despiadados, Lobos Negros, Inoportunos, Tennessee, Swinguers, Brioles… y un larguísimo etcétera. Creo que es un error acomplejarse al cantar en nuestro idioma. Pioneros americanos como Bill Haley, Ritchie Valens o Elvis ya se atrevieron a hacerlo en español. ¿Por qué no lo vamos a hacer nosotros?

¿Qué papel jugaron Loquillo y Carlos Segarra (Los Rebeldes) en la consolidación del movimiento rocker en España? El cantante del Clot suele concederle a Segarra el mérito de ser un referente para numerosos grupos de rockabilly que siguieron su estela.

– La nueva ola o la música contemporánea de los 80 nació en distintos lugares y se consolidó con distintos estilos. Así como, en Madrid, se disfrutaba en pleno auge del la movida madrileña y del pop rock, en Barcelona, se adoptó un importante carácter hacia el rock and roll. En el País Vasco, por ejemplo, se inclinaban por el rock radical… Aunque, en breve espacio de tiempo, todas las tendencias se propagaron por el resto del país. Tanto Loquillo como Carlos Segarra fueron fundamentales en implantar el concepto rocker. Los Rebeldes se promulgaban como grupo más conservador, mientras que Los Trogloditas lo hacían en un contexto más novedoso, más punkabilly.

¿Coincides con el líder de Los Rebeldes cuando señala que “el movimiento rocker, por lo que respecta al territorio español coincidió en el tiempo y se vio reforzado por la explosión cultural que supuso la movida y todo lo que ésta trajo consigo”?

-Coincido con él plenamente. Los de la nueva ola no veían muy clara la intromisión de los rockers, ya que eran tachados de antiguos y clasicones. Por otro lado, los rockers no acababan de sentirse muy cómodos en una tendencia tan moderna. Pero es cierto, que coincidieron ambos movimientos e, irremediablemente, tuvieron que compartir público, discográficas, giras, medios de comunicación… Ambas partes se vieron reforzadas, una con la otra. Simplemente decirte que los rockers ocuparon el movimiento juvenil o manifestación urbana más amplia de la historia de nuestro país. Aún, y hasta la fecha, no igualado por ninguna otra corriente.

Javier Pérez (Los Faraones) asegura que, “en este país, nunca ha existido una tradición de rock & roll clásico a diferencia de otros lugares como Inglaterra, Holanda o Francia, donde siempre ha existido. Aquí, salvo raras excepciones, el rockabilly se empezó a escuchar tan sólo a partir de los 80”. ¿Qué opinas al respecto?

– Buena razón tiene. Hay que pensar que, en España, nos llegó todo a la vez. Llegaron al mismo tiempo los Beatles y Elvis. El rock and roll de los 50 se introdujo en el mercado nacional con cierta timidez. Es cierto que grupos como el Dúo Dinámico ya grababan auténtico rock and roll a finales de los 50, igual que Los Estudiantes, pero el rockabilly no empezó a llegar hasta finales de los 70.

Criticas “esa, en ocasiones, defensa a ultranza de la autenticidad (de los rockers) que puede acabar convirtiéndose en una actitud restrictiva y talibán”. Y formulas una curiosa pregunta: “¿Quién no ha tenido o tiene un disco de Rebeldes o de Loquillo en su casa? Para, después, concluir que “quizás el peor enemigo del rocker… sea el propio rocker”.

– Es por lo que he comentado antes. Dentro del fuerte movimiento rocker nacional, hubo una revolución y segregación hacia distintas tendencias. Lo cual es bueno, ya que en la diversidad, está la calidad, pero, al mismo tiempo, si no hay respeto y tolerancia, con la confrontación, se puede sufrir el debilitamiento. En la actualidad, parece que empieza a haber mucha más transigencia y flexibilidad. El movimiento rocker, actualmente, goza de muy buena salud. La tendencia es hacia el crecimiento y la mejora.

Tennessee es otro grupo al que reivindicas frente a quienes adoptan una postura intransigente con cualquier atisbo de comercialidad.

– Tennessee, como tantos otros grupos de los 80, fueron acusados de venderse y apostar por lo comercial. Ciertamente, vendieron mucho, pero también lo hicieron grupos similares como Dion and the Belmonts, The Drifters, Frankie Lemon & the teenagers…, con la única diferencia del idioma. Al doo wop, aunque nació en guetos, pronto se le encontró el filón y se encuadró dentro de una comercialidad dirigida hacia un gran público teenager. Por lo tanto, no me parece incorrecto el camino que tomó Tennessee. Además, se atrevieron a hacerlo en español.

También concedes cierto espacio y elogios a Gabinete Caligari (y Jaime Urrutia), La Frontera, La Guardia, así como a Duncan Dhu, sobre todo a su disco de debut.

– Todos ellos son grupos que respeto. Gabinete, La Frontera o La Guardia nunca han practicado rockabilly, pero sí un rock and roll genérico muy defendible y al gusto de algunos rockers. Jaime Urrutia siempre ha mostrado su influencia por los clásicos de los 50. La Frontera y La Guardia lo han hecho con el western y el country. Duncan Dhu, por el contrario, sí que tuvieron una etapa inicial más rockabilly. Tal y como ellos afirmaban, su objetivo era el sonido de la Sun Records. Su disco debut ('Por tierras escocesas', Gasa, 1985) es una obra maestra.

¿Por qué crees –como apunta Rockin' Pauly (Rock'n'Bordes)- que, en este país, no se valora el legado de los pioneros del género, caso de Carlos Segarra, al contrario de lo que ocurre en otros países con sus viejas glorias?

– Lamentablemente, es algo que ocurre. Así como, en otros países, se valora el legado de los pioneros, aquí tendemos a ser olvidadizos y autodestructivos. Por un lado, los medios de comunicación, únicamente, están pendientes de la novedades y de vender; por otro, el público joven no quiere saber nada de vejestorios, ni de los orígenes de la cultura musical. Todo esto puede estar cambiando con la difusión que hay en Internet. Ahora las discográficas y emisoras del negocio no tienen la exclusividad del público consumista poco exigente. Es posible que llegue el momento en que ese consumidor ingenuo, fácil de dominar, de someter, llegue a tener su propio criterio y tenga la opción de elegir su música y no la que a la fuerza le quieran vender.

Culpas a las discográficas, las emisoras de radio, los Ayuntamientos e incluso los mánagers y promotores de festivales de darle la espalda a los grupos españoles de rock en los 90. ¿Por qué crees que ocurrió esto?

– Es lo que he dicho anteriormente. En los 60 y 80, hubo una creatividad bestial, una cultura, salida de los locales de ensayo, una música creada por chavales con ilusión, una demanda salida de las propias calles… En el momento en que promotores, medios de comunicación y discográficas dejan de ganar cierto dinero, rápidamente, se cambian la chaqueta y dejan de apostar por el rock estatal. Es complicado encontrar en la actualidad, discográficas y medios de comunicación con criterio propio y comprometidas con la música de calidad.

Como productor musical e ingeniero de sonido, ¿por qué crees que hay tantos grupos a los que no les satisface el resultado obtenido en algunos de sus discos (la grabación resultante difiere mucho de lo que ellos tenían en mente o de la propia maqueta) ¿Puede ser por una falta de comunicación entre ambas partes?

– Muchas veces, se cae en el error de acudir a un estudio sin productor. El músico, tiene la función de componer, de cantar, de tocar el instrumento (no tiene por qué saber de tecnologías); el técnico de sonido se encarga de grabar, ecualizar, añadir efectos (no tiene por qué saber de música)… El productor lo que hace es unir el deseo del músico por encontrar un sonido con el que se identifique y se lo traduce al técnico, para que éste use sus medios tecnológicos y encuentre el sonido adecuado. Yo soy de los que piensa que el productor, antes de ir al estudio, ha tenido que estar ya en los ensayos del grupo, conocer los temas, las influencias…, para, así, una vez en el estudio, tener claro hacia donde se dirige el proyecto.

Tony Luz (Pekenikes, Bulldog) se muestra convencido “de que esa época de oro (los 80) no se repetirá, porque no debería hablarse únicamente de música y nada más, sino del producto cultural de un momento histórico concreto e irrepetible”. ¿Qué opinas?

– Hay que pensar que, en los 80, después de una dictadura, la bienvenida libertad dio paso a la novedad, la originalidad, la espontaneidad y la difusión de la cultura en todas sus vertientes. Basta que algo esté prohibido para tener el deseo de hacer absolutamente lo contrario. En el momento en que disfrutamos de plena libertad y la provocación carece de sentido, las cosas vuelven a su cauce.

¿Cómo cambió tu vida tras pasar de Inoportunos (aunque en ciertos momentos compaginaras ambos grupos) a Gatos Locos?

– Durante unos años, tocaba con los dos grupos. Entrar en Gatos Locos, fue un paso hacia la profesionalidad. Algo así como subir un escalón. Jugar en una categoría superior. Con un grupo de alta demanda nacional, entran en juego las giras, los contratos, las responsabilidades…

Cuentas en el libro que Gatos Locos también (al igual que otros grupos) se vieron discriminados en Cataluña por cantar en castellano. ¿Puedes ilustrar tu afirmación con algún ejemplo?

– Durante algunos años, se puso de moda el concepto de 'rock català' y, a toda costa, en Cataluña, se pretendía imponer tal estilo a la fuerza, en la radio, en la tele, en la prensa. Todos aquellos medios, discográficas, promotores que apoyaban el rock cantado en catalán disfrutaban de subvenciones. Si era cantado en castellano, nada de nada. Aunque fueras más catalán que nadie. Se vetaron incluso las contrataciones de los ayuntamientos. A muchos de nosotros se nos marginó por cantar en castellano siendo nacidos en Cataluña y considerándonos también catalanes. Con el tiempo, se han dado cuenta de que imponer a la fuerza no es el camino y que la gente, al final, elige lo que quiere. Así, tenemos ejemplos de grupos catalanes como Estopa, Macaco o Jarabe de Palo que han arrasado en el mercado nacional, pero lo han hecho cantando en castellano.

* Pide un concierto de Gatos Locos en tu ciudad en este enlace de Pideunconcierto.com