Redacc.
Popes80
Aviador Dro fue un
auténtico símbolo en su época, y por méritos propios, todo un clásico
del devenir pop español. Esta especie de factoria, repleta de ejecutivos
discográficos en sus filas, dio nombre a la compañía más
representativa en lo que a la mayoría de edad del pop hispano se refiere.
Servando Carballar y sus fieles ayudantes, siguiendo consignas dadá en el
discurso y recursos electrónicos en lo musical, crearon un grupo, una
compañía y, lo que es más importante, un estilo. Deslumbrados por la
locura de B-52 s y Devo, reciclaron de modo inteligente lo de ellos
aprendido.
Corría el año 1982
y una incipiente compañía independiente llamada DRO publicaba en su
referencia de catálogo número diez el álbum Alas sobre el mundo,
presentado como "un fancinante elepé de El Aviador Dro". Allí
estaban sus clásicos por excelencia como Brigada demolición o
Selector de frecuencias, así como el primero de una larga serie de
delirantes manifiestos en los que se empieza a plocamar la Revolución
Dinámica a través de la mutación constante y sistematizada.
En 1983
Aviador Dro
y sus Obreros especializados se atrevieron incluso con un doble conceptual
llamado Síntesis -siendo un discos la tesis y el otro la
antítesis- que llevaba el añadido de un voluminoso manifiesto. Eran los
tiempos en los que el pop electrónico triunfaba por doquier. El creciente
éxito de la compañía fue parejo al descenso de popularidad del grupo y
sus Cromosomas Salvajes, producidos por Julián Ruiz, pasaron entre
la indiferencia generalizada. Siguieron sin desistir de rendierse ante la
estética Devo y la portada de Ciudadanos del Imperio -producido
por Fernando Arbex- es el mejor ejemplo de ello. Ingravidez supuso
los últimos coletazos no sólo del grupo, sino de la propia estructura de
DRO, con la sonada hégira de Servando para fundar la Fábrica Magnética.
La versión de Planet Claire fue la mejor manera de despedirse...
aunque hubo retorno del grupo como demuestra el álbum reciente que puedes
consultar en nuestra sección de nuevos
discos.
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