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Golpes Bajos |
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Pablo M. Vaquero Junto
con La Mode,
Golpes Bajos
ha sido el grupo español que más pasiones supo levantar entre los
aficionados a la rama “culta” del pop español de la década de los
ochenta. Mitificados entre otras bandas de “la movida” gallega, Golpes
Bajos tuvo
una existencia fugaz que, sin duda, sirvió para potenciar su posterior
imagen de grupo idolatrado, ya que se disolvió en plena racha de éxito y
reconocimiento popular.
Inicialmente,
Golpes Bajos
fue un dúo nacido en 1982
en la ciudad pontevedresa de Vigo, formado por Germán Coppini
(voz y textos) y Teo Cardalda
(encargado de componer las músicas y de tocar diversos instrumentos).
Germán compaginaba esta actividad con su labor como vocalista del grupo
de raiz punk Siniestro Total,
también de Vigo, mientras que Teo había trabajado como músico de acompañamiento
en un estudio y había colaborado en directo con importantes artistas
musicales tan dispares como Nacha Pop
o Bibiano.
Tras vencer en la primera edición del Concurso de Maquetas
organizado por Rock Especial
en la primavera de 1983,
el dúo primigenio amplia su formación con la incorporación de Pablo
Novoa y Luis
García, que
se reparten con Teo una labor multiinstrumentista que abarca teclados,
bajos, guitarras y baterías. En vista del éxito obtenido, en gran medida
gracias a la gran difusión de su maqueta en Radio 3,
Germán abandona Siniestro Total y
se vuelca en el cuarteto, que a finales de aquel año ya disfrutaba de un
mini elepé editado por Nuevos Medios.
Los cinco temas incluidos en el mencionado debú discográfico fueron: “No
mires a los ojos de la gente”, “Malos tiempos para la lírica”,
“Lágrimas”, “Estoy enfermo”
y “Tendré que salir algún día”,
atractivos y elegantes ejercicios de pop-funk lujosamente envueltos en una
carpeta diseñada por Ceesepe,
el grafista más cotizado de “la movida”. El cuarteto se convirtió en
la sensación del momento y, ya en 1984,
ve publicado su primer álbum para el mismo sello, “A santa compaña”,
un trabajo que descubre su fina ironía gallega con una portada en la que
aparecían vestidos de viejas aldeanas. Canciones como “Hansel y
Gretel”,
“Colecciono Moscas”
o la arrebatadora “Cena recalentada”
pasan con letras mayúsculas a la historia del pop español. Un año más
tarde se publicó otro mini elepé, “Devocionario”,
tal vez más pretencioso y enigmático en el aspecto lírico y que
redundaba las avanzadas recuperaciones de ritmos brasileños que habían
efectuado en sus dos trabajos anteriores. Conscientes de que su brillo se
estaba viendo resentido, el dúo fundador decidió disolver la banda antes
de que su duende desapareciese del todo, dedicándose entonces a nuevos
proyectos musicales. Tras un breve interludio experimental con el maxi “Desfigurat”
(1987) para
una coreografía de César Gilabert,
Teo Cardalda
emprendió una brillante carrera como productor (Ray Heredia,
Ketama,
Poch..) y
formó nueva banda –Duendes (más
tarde Cómplices)-
junto a su pareja, María Monsonís,
emprendiendo una carrera que le brindó numerosos éxitos muy comerciales
durante la década siguiente. Pablo Novoa
se incorporó a Aerolíneas Federales
y colaboraría con diversas bandas de pop viguesas. Por su parte, Coppini
efectuó una
breve colaboración con Nacho Cano
(“Dame un chupito de amor” Ariola, 1986)
y apostó por terrenos musicales más arriesgados: “El ladrón de
Bagdag” (1987), “Flechas Negras” (1989) y
“Carabás” (1996).
Sorprendentemente,
en 1998, Golpes Bajos anunció su vuelta para grabar un
documental televisivo dirigido por el cineasta vasco Juanma Bajo Ulloa y
un disco en directo llamado “Vivo” que, debido a sus resultados
comerciales, frustró la continuidad del revitalizado proyecto. Un par de
años antes, la edición por parte de Nuevos Medios de un volumen
denominado “Todas sus grabaciones” había sido muy bien
recibido por el público.
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