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Los Mods en la Nueva Ola Española de los Ochenta |
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Conscientes
de la escasa o nula información que se ha publicado hasta hoy sobre los
grupos musicales que fueron pioneros del mod estatal, acercamos a nuestros
usuarios un interesante informe sobre las primeras bandas madrileñas y
catalanas precursoras de este movimiento en España. Para ello, hemos
contado con la colaboración de Pablo M. Vaquero, periodista ovetense que
durante los años ochenta fue redactor de fanzines nuevaoleros, así como
músico en bandas de pop asturianas como Crónicas Húmedas, Los Cómplices
y Los Murciélagos. Este es un repaso sin tapujos ni cortapisas sobre los
primeros pasos musicales de los primeros herederos españoles del ‘A way
of life’
Por Pablo M. Vaquero / Fotos: Archivo popes80
Con la asimilación en España durante los primeros años
ochenta de la explosión punk y la nueva ola británicas
algunos grupos musicales estatales asumieron otras formas éticas y estéticas
que se habían visto revitalizadas dentro de aquel fenómeno social y
musical. Entre otras propuestas, en la península, se rescató la actitud
del movimiento mod que se había consolidado en las islas británicas
durante la primera mitad de la década de los años sesenta y que, de
nuevo, volvió a prender con fuerza en un sector de la juventud;
sobremanera en ciudades como Barcelona y Madrid. Con nuevas
bandas británicas como The Chords, Purple Hearts, Vapors,
Secret Affair, Nine Below Zero, Lambrettas o Merton
Parkas como claros referentes a imitar, y el trío The Jam como
máximo estandarte del resurgir del sentimiento mod en Europa, en
España fueron apareciendo tímidamente algunas bandas que mezclaban las
nuevas propuestas nuevaoleras con el espíritu comandado por The
Who y Small Faces dos décadas antes. Si bien es cierto que
algunos grupos fueron meros mods circunstanciales que se limitaron
a rescatar en clave de power-pop algunos dudosos tópicos de aquel
movimiento juvenil (badges, parkas militares y gabardinas),
otros -como Brighton 64- supieron conectar con el público más
integrista y acabaron por convertirse en la bandera y punta de lanza de la
escena mod española de la década. No obstante, la brecha abierta por
todos los grupos que se citan a continuación fue esencial para la aparición,
mediado el decenio, de otras formaciones de todo el estado que, con mayor
o menor acierto, revisaron el modernismo de un modo más profundo, léase:
los leoneses Los Flechazos (que relevarían a B-64 en el
‘trono mod’ estatal), los vascos Scooters -de idéntico nombre
que otra pionera banda mod valenciana-, los catalanes: Espías,
Beat, Negativos, Interrogantes, Canguros, Bretones
y Kamembert; los madrileños Los Inquietos, Snap!,
Miserables, BDK y Smart Dress; los maños Malvados;
los albaceteños Los Buenos; los asturianos Los Cómplices
(luego divididos en Cautivos y Murciélagos) los gallegos Op
Art, Eskizos o, entre otros, los andaluces Servicios a
Domicilio (Jerez) y Agentes Secretos (Málaga).
Sin duda, fue el primer grupo estatal con el que los mods
se identificaron directamente y también el único que coincidió en
espacio y tiempo con la denominada movida madrileña que se
desarrolló en la villa y corte desde 1979 hasta 1983. En el
mes de febrero de 1980 Los Elegantes eran: Juan Ignacio
de Miguel ‘el Chicarrón’ (voz) y el equipo guitarrista conformado
por Juanma del Olmo y Emilio López (también encargado de
las segundas voces). Se formaron en 1979 tras haber pasado
fugazmente por bandas capitalinas como Morbus Acre o los primeros Zombies
de Bernardo Bonezzi. Apadrinados por Javier Teixidor (Mermelada)
y el locutor de Onda 2 Rafa Abitbol registraron dos temas (“Nada”
y “No charles más”, esta última, una versión de Joe
Jones) que se incluyeron en el volumen tres del recopilatorio “Viva
el rollo” de Chapa, subsello de Zafiro. Aquel mismo año,
en 1980, consolidaron su formación con la entrada de Carlos
Hens (batería) y José Luis de la Peña, bajista procedente de
Glutamato Ye-yé; además, Zafiro editó por aquellas mismas
fechas su debut discográfico en solitario: un single con los temas
anteriormente mencionados. En sus primeros conciertos en directo ya
mostraban perfectamente sus influencias musicales: versiones de clásicos
del pop y el rythm’n’blues de los sesenta incluidos en la banda
sonora del filme Quadrophenia (“Louie, Louie”, “Zoot suit”)
revisiones adaptadas al castellano de The Selecter (“Toma
anfetas”), Spencer Davies Group (“Bajo Cero”) y
siempre enfundados en americanas o trajes de evocación ‘sixties’
con sus solapas adornadas con badges de grupos musicales ingleses
de revival ska y pop, al estilo de la nueva ola. En 1982 registraron dos temas propios “Me
debo marchar” y “Este es mi tiempo” para la delegación
española del sello norteamericano Record Runner, que prensó el
vinilo en aquel país. La cara A del single se convirtió entonces
en una especie de himno para los mods españoles de la época,
pero, lamentablemente, también en aquel momento el grupo vivió su primer
revés existencial, ya que ‘el Chicarrón’ decidió abandonar
el micrófono para volcarse en una actividad empresarial. Más tarde, ya
en 1983, reducidos a cuarteto y con Emilio al frente de la
banda, Los Elegantes grabaron un maxi-single single para la
efímera independiente Rara-Avis con tres temas de pop contundente:
“La calle del ritmo”, “Cristina” y “Estoy fuera
de sitio”. Con él llegó el esperado reconocimiento y un año más
tarde el grupo vio editado todo un álbum por Zafiro bajo el
padrinazgo de Abitbol. “Ponte ya a bailar” incluyó doce
cortes de rabioso power pop y claras incursiones en el soul aderezadas
con una sección de metal. A través de su portada el cuarteto efectuaba
diversos guiños al revival mod inglés; la foto del grupo en la
portada era calcada a la del “So far away” de The Chords,
el collage interior estba inspirado en la funda interior del ‘All Mod
Cons’ de The Jam y su logotipo era una revisión del usado
por The Beat, ‘dancing girl’ incluida. Pero su sonido
disgustó a muchos de sus fans, que no perdonan que el grupo utilice
sintetizadores y baterías electrónicas, amén de realizar varias
remezclas de “Mangas Cortas” (versión del clásico mod “Zoot
suit”) con las más comerciales pistas de baile como claro objetivo
a conquistar. Así, en 1985 llega su segundo álbum para Zafiro,
“Paso a Paso”, y con él, nuevos guiños al mod amantado por Quadrophenia
vía Kingsmen (‘Luisa se va’) y una canción
arrebatadora: “Dos años atrás”; amén de un puñado de
certeros cañonazos pop como “Dispararé” o, entre otras, “Chicas
y Dinero”. Pero el disco tampoco convence a sus seguidores y
no llega a vender 6.000 copias, una cifra alarmante para un grupo de su
calibre. A estas alturas estallan las diferencias con Abitbol, de
quien reniegan y a quien culpan de su descalabro discográfico; además
‘rompen’ con los mods, cansados de encajar críticas y
desplantes. Entonces se dedican a difundir a diestro y siniestro que no
son mods y que jamás lo fueron, que lo suyo simplemente fueron
tributos y guiños a la década de los sesenta... De esta forma, en 1987,
libres ya de cualquier tipo de etiqueta se alinean cerca del denominado
‘sonido auténtico’ junto a otras bandas guitarreras de rock como Desperados,
La Frontera, The Nativos o Sex Museum (ex Psycho y
Los Modernistas). Desde ese momento, su carrera discográfica es más
que firme y continuada: “Los gatos de mi barrio” (Producido por
Elliot Murphy en 1987), “Perder o Ganar” (1989)
y varios álbumes más (incluido el doble en directo “En el corazón
de la resaca”) registrados durante la década siguiente. Mods o no,
sin duda fueron el mejor grupo con tics de aquel movimiento de
todos los habidos durante la década de los ochenta.
Pioneros y paladines del modernismo español de la década,
se agruparon en Barcelona hacia 1981, tras un viaje de Ricardo
‘Ricky’ Gil a las islas británicas que le liga para siempre con
la iconografía mod. Y es que lo de Brighton 64 era
verdadera apología del mod inglés, empezando por su evocador
nombre y continuando por un sinfín de muestras de apasionada militancia
juvenil, llegando incluso a efectuar sus primeros conciertos con una Union
Jack presidiendo el escenario. Con el mencionado Ricky como bajista (con un
Rickenbacker 4001, of course), su hermano Albert a la
guitarra rítmica, un efímero vocalista y guitarrista (Dani) y un
batería llamado Toni (que sustituía en el puesto a un tal Quimo)
B-64 da sus primeros pasos musicales en la Ciudad Condal ayudando
-sin duda- a la consolidación de la joven escena local. Poco después, en
1982 graban un directo para el programa de TVE ‘Musical
Express’ junto a otras bandas de su misma comarca; unas imágenes
emitidas el 18 de julio de aquel año y que hoy son todo un documento
testimonial de los primeros tiempos del mod catalán. Meses después,
ya en 1983, registran su primer disco para el sello barcelonés Flor
y Nata (FYN), con Ricky como vocalista tras el abandono
de Dani y con Carles (guitarra solista) recién incorporado
al combo. Los temas registrados en aquel primer vinilo (“Barcelona
Blues”, “JP”, “La calle dónde yo caí” y “Te da
igual”) estaban grabados de forma deficiente y ejecutados con una técnica
bastante pobre; los solos de su guitarrista (que había llegado a grabar
con Los Intocables de Loquillo) eran el único y dudoso alarde
instrumental del disco y una buena muestra de que aquel debut discográfico
fue del todo precipitado. Pero, a pesar de todo, la fiel concurrencia
militante les apoya y el disco se vende como rosquillas en toda España,
lo que anima a FYN a mantener al grupo en catálogo. Los
inevitables cambios de formación comienzan a sucederse, y Ricky y Albert
llegan a formar Los Novios, un grupo paralelo con un teclista y
una cantante (María) dando un respiro al proyecto de B-64. Pero,
pocos meses después, con la ayuda de Andrés, el batería de Killwatts
(y más tarde en Kamembert) los hermanos Gil registran un
potente single que demuestra que han aprendido bien la lección: Dos temas
muy bien escogidos de su propio repertorio (“Deja de tocar a mi
chica” y “No volverán”) una instrumentación bastante
correcta en su línea más Chords, buenas letras y unas voces mejor
moduladas que en su pobre carta de presentación discográfica. A finales
de año B-64 toca en directo ante cientos de mods europeos en una
concentración internacional celebrada en Roma, pero el grupo no
acaba de culminar su estabilidad como banda. Tras
varios devaneos con el grupo paralelo mencionado anteriormente y el
fantasma de la disolución pisándoles los talones, en 1985, Brighton
64 reaparece en el circuito musical sorprendiendo gratamente a todo el
público. Habían incorporado a Tino Peralbo como batería estable,
se notaban las lecturas de Tom Wolfe y mostraban más pulida su
–quizás- exacerbada pasión mod; su imagen rebasaba con creces
los tópicos (absolutamente todas sus portadas fueron siempre de primera
categoría) y, finalmente, empezaba a notarse su querencia por el pop-art
y el soul de la Tamla Motown y la Stax de los años
sesenta. Aquel año se publica su primer álbum, “Haz el amor”,
un excelente trabajo editado por Twins que, debido a su penosa
distribución, no cala del todo en el público. Pero lo mejor estaba por
llegar; consolidada su formación como cuarteto con Jordi Fontich
como teclista (hammond, piano y samplers de metales) en 1986
publican con EMI el maxi single “La casa de la bomba”,
detonante de su segundo álbum “El problema es la edad”. Temas
como los que dan título a los dos vinilos (ambos incluidos en el elepé)
y otros cortes como “El mejor cocktail”, “La ley del mínimo
esfuerzo”o “La calle 46 (Club Negro)”, entre otros, son
buenas muestras de que el grupo ha madurado y que su directo ya no tiene
nada que envidiar al de las mejores bandas de rock del estado. Ya en 1987
la banda barcelonesa lo tenía casi todo a sus pies, menos a su disquera
multinacional contenta. EMI esperaba más ventas de aquellos
vinilos, y una nula promoción no ayudó a solventar una crisis que no
tardó en hacer acto de presencia. Sin sello que les grabase y con la
veintena rebasada con creces, Albert y Ricky empezaron a
darse cuenta que existía vida al margen del movimiento mod, del
cual –en un principio- se fueron desvinculado poco a poco. A renglón
seguido, los hermanos Gil montaron otro combo llamado los Brigatones,
que a su vez daría paso a otra nueva banda, Matamala, con una línea
bastante cercana a los parámetros de su primera banda. No volvieron a
tocar en concentraciones de mods, pero, a su manera, siguieron
apoyando la escena estatal con la edición de discos recopilatorios de
bandas olvidadas y los nuevos trabajos de jóvenes promesas. Y todo ello
lo hicieron desde su propio sello, Al-leluia Records, ya entrada la
década de los 90. Pero eso ya pertenece a otra historia.
Técnicamente, Sprays no fue un grupo mod,
aunque pronto se les alineó en esa vertiente debido a sus influencias
musicales y a que el grueso de su público se compuso siempre de jóvenes
ataviados con parkas militares o añejas gabardinas. También ayudó a ese
encasillamiento el que el grupo jamás se opuso a ser etiquetado con
aquella definición, algo sin duda significativo teniendo en cuenta que,
en aquella época, ser catalogado como mod era un serio handicap
para las aspiraciones discográficas de las bandas. Sprays era un trío
clásico de power-pop en la linea de unos Jags o Vapors
formado por dos hermanos: Guillermo y Tony Rodríguez (guitarra
y bajo-voz respectivamente) y Rodri como baterista. Se formaron
hacia 1978 en L’Hospitalet, en Barcelona, donde se
curtieron tocando en directo por diversos institutos y colegios mayores.
En 1982 ficharon por el sello Flor y Nata (FyN), que aquel
mismo año les editaría un single con los temas “Te verá a las
diez” y “¿Estás cansado?”. El resultado fue un
excelente trabajo de pop vigoroso y fresco, aderezado con unas letras que
contaban historias de inocentes amores adolescentes y las crisis de
identidad propias de esa misma etapa de la vida. El disco funcionó bien,
y sumado al gran éxito de Telegrama (que también grababa en FYN)
contribuyó a que el sello se decidiese a editar al año siguiente el maxi
de Brighton 64. En directo, Sprays daba prioridad absoluta a sus
propias composiciones, urgentes muestras de pop agresivo y numerosos guiños
al ska y otros viejos ritmos jamaicanos. Y es que el trío estaba formado
por verdaderos fanáticos del sonido Two Tone, que ya inundaba las
ondas de las estaciones de radio españolas. Algún tiempo después, ya en
1985, con Tony en la mili, Guillermo decide cambiar
la guitarra por el bajo para unirse a los valencianos Interterror,
grupo de refinado punk-rock con el que tocará aproximadamente
durante un año. Posteriormente, previo cambio de nombre, el trío vería
ampliada su formación al incluir voces femeninas y sección de metal,
realizando unos correctos ejercicios souleros dignos de unos Dexys
Midnight Runners. Desgraciadamente, estas últimas aventuras musicales
jamás tuvieron una repercusión semejante a las obtenidas a través de su
único single.
Posiblemente Telegrama haya registrado el mejor
tema del pop de la nueva ola catalana (“Chica del metro”) y no
cabe duda de que fue uno de los mejores grupos de la historia del pop español.
Eran músicos virtuosos, de gran talento vocal y capaces de componer
canciones arrebatadoras. Pero, seguramente, Telegrama también fue
uno de los grupos menos consecuentes con su carrera del rock estatal, ya
que su ideología musical fue realmente camaleónica. Y es que, ya en 1980,
sus miembros aparecieron fotografiados en la
revista Popular 1 bajo el nombre de Alquitrán,
embutidos en ajustadas mallas, luciendo todo tipo de parafernalia heavy,
presentándose como el gran futuro del metal-rock catalán. Paradójicamente,
pocos meses después, y con un look completamente renovado (parkas
militares, gabardinas, corbatas y badges), se presentaban –ya
bajo el epígrafe de Telegrama- como una genuina banda mod,
para casi año y medio más tarde acabar apuntándose a la moda electro-funk
bajo el nombre de Hotel. Pero, idearios musicales aparte, lo cierto es que los músicos
que integraban Telegrama eran realmente buenos haciendo pop melódico
y enérgico. Berto (voz y bajo), José (guitarra solista y
voces) Juan (rítmica y voces) y Jordi (batería) formaron
la banda en Badalona (Barcelona) en 1980, logrando poco
después que sus conciertos se convirtieron en verdaderas fiestas mods.
En 1981 fueron teloneros de Tequila en la ciudad condal, y
su éxito fue tal que el público expulsó del escenario al grupo de Alejo
Stivel y Ariel Roth, pidiendo de forma unánime la vuelta del cuarteto de
Badalona al escenario. Con antecedentes tales, en febrero de 1982
ya se encontraban grabando para el nuevo sello independiente Flor y
Nata (FyN) el que sería el primer single independiente de la nueva
ola catalana, encabezando así el cartel del también debutante sello
discográfico. Además, por aquellas fechas llegaron a grabar un video
musical para el programa Pista Libre de TVE, siendo
incluidos en un recopilatorio discográfico editado bajo los mismos
auspicios mediáticos (‘Locos por la música’), participando
también en otra compilación musical de carácter independiente. El único trabajo discográfico de Telegrama, un
single que contenía la mencionada “Chica del Metro” como tema
estrella y la también magnífica “Jugando Sucio” como cara B,
agotó su tirada de 1000 ejemplares en sucesivas ocasiones. Y es que aquel
vinilo contiene una desgarradora muestra de pop vitalista y contundente
que brilla como pocas. Pero la euforia se esfumó pronto, ya que, poco
después, el servicio militar acabaría por disgregar al cuarteto, que
reaparecía casi año y medio después bajo el nombre de Hotel
practicando una música de ‘onda caliente’, con clara vocación
comercial y orientada hacia las pistas de baile.
En la primavera de 1982 un par de adolescentes
madrileños completamente embriagados de pasión hacia la cultura mod y
todo su contenido estético, vital y artístico deciden formar en su
ciudad una banda con la que emular a sus ídolos musicales. Eran José
Manuel Gil (guitarra y voz) y Alfredo Martín (bajo y voz).
Ambos venían de un grupo de pop blando llamado Carbono 14 y, junto
a un número indeterminado de baterías, teclistas y saxofonistas que
pasaron por el grupo, dieron vida a Pánico Speed, una banda que
comenzó siendo un fiel reflejo del revival británico (su nombre
recordaba al de los Purple Hearts) y, desgraciadamente, acabó
siendo una mala caricatura de los grandes grupos de rythm´n´blues. Pánico Speed quemó
etapas a una velocidad de vértigo; del pop revivalista pasaron al rabioso
ritmo de unos Dr. Feelgood o los primeros Nine Below Zero
para luego rebuscar en los clásicos de los sesenta sin demasiada fortuna,
quizás debido a sus notables limitaciones instrumentales y vocales. Aún
así provocaron verdaderos llenazos en salas como Rock-Ola, donde,
junto a un batería llamado Paco, se alzaban como el grupo favorito de los
mods que ya habían renegado de Los Elegantes. El grupo salió
a tocar su rythm’n’soul fuera de Madrid con cierta frecuencia,
llegando a actuar en 1985 en una concentración mod de carácter
internacional celebrada en la ciudad italiana de Turín. Poco después, en 1986, Pánico Speed,
grabó un par de maquetas lujosamente editadas en su parte gráfica que,
su manager, César Andión (sobrino del popular Patxi Andión
y posterior manager de Sex Museum) se dedicó a vender por correo a
toda España desde su modzine La Scena. Asimismo, el grupo madrileño
fue una de las primeras bandas estatales en reivindicar el recuerdo de Small
Faces por encima del de los ya ‘muy vistos’ The Who,
propiciando además una cierta actitud esnobista que caracterizaría a
casi todas las posteriores mods-bands españolas. Sin duda, Pánico Speed se precipitó en su debut
discográfico –un álbum editado en febrero de 1987 bajo el título
de “Manera de ser”- y fue ese mismo atrevimiento el que propició
su disolución al año siguiente. No obstante, el grupo lograría
aportaría algún ‘clásico’ al mod estatal, y ese fue su
contundente ‘Atrapado en ti’. Asimismo, merece la pena reseñar que Pánico Speed
era uno de los grupos que estaban tocando en Rock-Ola el 10 de
marzo de 1985, la fatídica noche de la reyerta que culminó con la
muerte de Demetrio Jesús Lefler y que se tradujo en el cierre definitivo
de la mítica sala madrileña. De hecho, la banda dedicó su único álbum
al joven mod que fue encarcelado tras aquel desgraciado suceso.
Formado por antiguos miembros del grupo beat Los
Flequillos -pionero de la escena mod madrileña del año 1980-
Los Escándalos se formó en Madrid en el año 1983,
muy influenciado por bandas del revival mod como The Jam, The
Chords, Vapors o Secret Affair, entre otras. Este grupo,
al contrario que otros de su misma época e idénticos parámetros
musicales, poseía una buena técnica instrumental, logrando además la
creación de unos ambientes vocales perfectos. Escándalos era
capaz de ejecutar a la perfección temas de The Jam de técnica tan
compleja como ‘Going Underground’, que el grupo adaptaba al
castellano en sus directos como ‘Me voy a marginar’. Además,
su repertorio estaba repleto de canciones de pop vibrante que pronto los
encumbró como uno de los mejores grupos madrileños de su época. Ya en
su primera maqueta destacaban composiciones de pop enérgico y
vital como ‘Nada en la cabeza’ o la mencionada ‘¿Dónde
se fue la diversión?’. Los directos de Escándalos estaban plagados de
los tópicos propios de una escena mod aún poco experimentada:
atuendos calcados a los que el trío de Paul Weller lucía en las
carpetas de sus álbumes, hits del revival mod y versiones
de los temas más conocidos de The Who, Kinks y otros clásicos
de los años 60. No obstante, sus miembros eran hábiles
compositores de perfectas piezas de pop vibrante, tal y como dejaron
plasmado en su único trabajo discográfico, un maxi-single que
vieron editado por el sello independiente Twins en 1984 tras
haber quedado finalistas aquel año en la séptima edición del Concurso
de Rock Villa de Madrid. El pop psicodélico de ‘Cuerpos junto al
mar’ o las magníficas muestras de contundencia al más puro estilo The
Jam: ‘Dónde se fue la diversión’, ‘¿Qué puede
suceder?’ y ‘Todo o nada’ –éste último, un tema de riffs
ejecutados a los modos del ‘Taxman’ beatle y ‘Start’
de Weller- fueron las palpables virtudes de aquel gozoso vinilo,
que, a la sazón, les proporcionaría numerosas actuaciones por varios
puntos de la península. Además, con motivo del mencionado concurso el
grupo vio editados algunos de los temas que se incluyeron en el maxi
dentro de un elepé compartido con La Frontera y Ciudad Jardín,
los dos grupos que fueron clasificados respectivamente como primero y
segundo en aquella convocatoria. Por entonces Escándalos estaba
integrado por: Emilio Vera (guitarra y voz), Juan Carlos
Bonilla (guitarra y voz), Paco Ortega (batería) y Alfonso Sánchez
(bajo), aunque la alineación de la banda nunca fue del todo estable. Sin duda, junto a Los Elegantes, los Escándalos
fueron los mejores músicos en su terreno, aunque su carrera profesional
se viese truncada pocos meses después de ver editado su flamante disco.
Así, de igual forma que Los Elegantes, el grupo acabaría
renegando de un exigente público mod cada vez más crítico y que
ya empezaba a abogar por el purismo como única manifestación legítima
dentro de su escena musical. De esta forma, Escándalos se disolvió
en 1986, ya con un line up totalmente reformado que sólo
contaba con Paco, el batería (casi un clon de Rick Buckler)
como único superviviente del cuarteto inicial. Posteriormente,
algunos ex componentes del grupo fundaron bandas como El Refugio o The
Settin Sons. Más de diez años después, Paco Ortega se
integraría como batería de una banda mod de Lleida denominada
Unexpected. Probablemente, la canción del grupo mod Escándalos ‘¿Dónde se fue la diversión?’ signifique para el mod español lo mismo que el ‘Para ti’ de Paraíso a la nueva ola. Y es que, con su aparición parece definirse un antes y un después en la escena mod estatal; revelándose aquella composición cual ácida crónica de cómo entre 1983 y 1984 comenzaba a desvanecerse el colorismo propio del Madrid de la explosión nuevaolera dando paso a unos tiempos menos inocentes y más definidos, pero sin lugar a dudas menos divertidos.
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